A partir de hoy, la Fiscalía tiene ocho días para terminar de investigar sobre lo que ocurrió en la noche y madrugada del 10 y 11 de noviembre de 2012, dentro del exclusivo club social Centenario. Una joven de 15 años contó haber sido violada por tres adolescentes y una chica, en tanto que estos niegan haberla tocado.
En el medio de un proceso judicial y los dimes y diretes de los defensores y querellantes, el Ministerio Público deberá decidir si acusa o pide el sobreseimiento del principal sospechoso y primer imputado en la causa: el ex novio de la presunta víctima.
En el trascurso de un año, la pesquisa ya pasó por las manos de seis fiscales. La primera, Teresa Martínez, fue recusada por la misma querella adhesiva –llevada adelante por los abogados José Ignacio González Macchi y Cecilia Pérez Rivas– por supuestamente dilatar actos investigativos.
El caso quedó entonces con Natalia Acevedo y María Isabel Arnold. En octubre, los abogados querellantes pidieron a la Fiscalía General mayor celeridad en la investigación y que ambas agentes se encarguen exclusivamente de este caso y sean desafectadas de las otras investigaciones que tenían a su cargo.
El fiscal general, Javier Díaz Verón, entonces apartó a las agentes y designó a los fiscales Édgar Sánchez, Teresa Sosa y Lorena Ledesma en la causa.
Luego de realizar varias diligencias, como la reconstrucción y la conformación de una junta médica, Sosa fue recusada por recorrer medios de comunicación pidiendo ayuda a la prensa “para sobreseer a los imputados”, según los abogados querellantes.
Posteriormente, Carlos Bogado, defensor de la ex pareja de la presunta víctima, recusó al fiscal Sánchez, alegando que “ya está circulando un borrador” de la acusación a su cliente en el Ministerio Público. De esta forma, Lorena Ledesma quedó sola en la causa. Según trascendió, Díaz Verón designará hoy a otro fiscal que la acompañará.
LAS VERSIONES. El elemento más importante de la querella para sostener que los imputados cometieron el abuso es la declaración que hizo la adolescente en una cámara Gesell, en la que contó cómo se dieron los hechos e identificó a los cuatro procesados.
Según su relato, el 10 de noviembre acudió a una fiesta de 15 años en el salón Pérez Uribe del Centenario. Aproximadamente a las 23.40 salió de ahí para encontrarse con su entonces pareja para terminar la relación, que era reciente.
Sin embargo, esa noche fue dopada y llevada hasta un depósito ubicado cerca de las canchas de tenis del club, donde otros dos muchachos la golpearon y sostuvieron mientras su novio abusaba de ella. Paralelamente, otra chica se encargaba de controlar si alguien se acercaba al lugar. La joven incluso dijo que todo fue filmado, aunque el video hasta ahora no fue hallado.
Los abogados defensores desacreditan complemente esta declaración y afirman que hubo un tratamiento sicológico negligente por parte de profesionales privados y de la Fiscalía, que generó en la adolescente, que tiene síndrome de Asperger, “el convencimiento de un hecho fantasioso”, según las palabras del abogado de la chica imputada, Óscar Germán Latorre.
Además, hay dos informes contradictorios sobre la presunta violación: los médicos privados y forenses que inspeccionaron a la joven días después del hecho dictaminaron que hubo “desgarros” y “acceso carnal”, pero la mayoría de una junta médica conformada para analizar 22 fotografías que tomaron esos forenses a la chica concluyó que no había señales de violencia que puedan indicar que hubo un abuso sexual.
