06 jun. 2025

Caridad vigilante

Hoy reflexionamos el Evangelio según San Mateo 24, 42-51. El Señor nos previene de muchas maneras, con parábolas distintas, contra la negligencia, la dejadez y la falta de amor. Un corazón que ama es un corazón vigilante, sobre sí mismo y sobre los demás. Dios nos encomienda estar también en vigilia, en guardia, sobre aquellos que especialmente están unidos a nosotros por lazos de fe, de sangre, de amistad…

Vigilar, estar alerta, rechazar el sueño de la tibieza. Esto lo conseguimos cuando luchamos en aquellos puntos que nos indicaron en la dirección espiritual, cuando tenemos un examen particular concreto, cuando llevamos bien a término el examen general diario.

El papa Francisco, a propósito el evangelio de hoy dijo: “La palabra clave de la lectura del evangelio de hoy es velad. Hoy estamos sumergidos en un mundo de inseguridad que alarma a buena parte de los ciudadanos.

Ciertamente, los peligros de todo tipo amenazan nuestra seguridad y la de los nuestros, pero es mucho más importante la certeza de que nuestra vida está resguardada del grave peligro de una infelicidad eterna. Lo repetimos una y otra vez: En este mundo estamos de paso, por ello, la seguridad de poder descansar eternamente en los brazos de Dios es la tarea que con más interés debemos cuidar.

Hay que estar atentos para cuando llegue el Señor a pedirnos cuenta de nuestra administración. Es preciso tenerlo todo en orden para acertar en el destino definitivo de la vida. En este sentido es como se nos avisa que estemos bien dispuestos.

La vigilancia permanente se consigue con la práctica constante de la oración y con el examen de conciencia. La fuerza nos la dan el Espíritu Santo, la Eucaristía, la lectura y meditación de la Palabra. El premio consiste en tener paz en el alma, serenidad en nuestra mente y felicidad en el corazón…”.

(Frases extractadas del libro Hablar con Dios, de Francisco Fernández Carvajal, y http://es.catholic.net/op/articulos/5487/cat/331/estad-en-vela-no-sabes-el-dia-ni-la-hora.html)