Marina Frutos, de 60 años, sufre de fibromialgia, una enfermedad que le causa dolor generalizado en todo el cuerpo y hasta alteraciones cognitivas. Su estado de salud, cuenta, la llevó a consumir cerca de 30 medicamentos farmacológicos al día.
Cuando fue diagnosticada aún ejercía la docencia y debía pagar reemplazante; la enfermedad la tenía en cama. El costoso tratamiento la dejó con muchas deudas.
El anhelo por mejorar su calidad de vida la motivó a investigar sobre la enfermedad. En el 2018 contactó con una persona que elaboraba el aceite hecho a base de las flores del cannabis. Empezó con una gota sublingual y poco a poco, recuerda, sintió alivio del dolor en el cuerpo, hasta que gradualmente fue reemplazando los medicamentos farmacológicos.
“El primer paso fue que pude mantener el equilibrio, porque antes iba caminando por la calle y sentía un dolor que parecía que se rompía mi hueso y me caía. No podía viajar más en colectivo y tenía que manejarme en taxi”, recuerda la docente.
La fibromialgia, relata, le afectó hasta el área neuronal y asegura que con el cannabis recuperó nuevamente la memoria. “Entraba a la sala de clase y seguir un contenido me era muy difícil”, dice. Hoy, ya jubilada, Marina vuelve a las aulas como reemplazante, con lucidez y a los 60 años de edad.
CLANDESTINIDAD. Conseguir permanentemente el aceite de cannabis, sin embargo, es un desafío y hasta un riesgo, ya que es en la clandestinidad. La reglamentación de la Ley 6007, sobre cannabis medicinal, habilita solo a los laboratorios farmacéuticos con licencia a producir medicamentos. Por esta razón, Marina debe reducir la dosis en épocas en que no consigue rápidamente el aceite. “Si ingiero bien cuatro días, puedo dejar otros cuatro días; luego mi cuerpo es como que me avisa que necesita y comienzan nuevamente los dolores”, comenta la mujer.
Cynthia Farina, de la Asociación Mamá Cultiva Paraguay, que aglutina a cerca de 400 familias, comenta que promueven el autocultivo y el cultivo solidario con flores orgánicas para un acceso seguro y que el producto final sea lo más natural posible. “Pero tenemos la traba de que para la Ley 1340/88 nosotros somos narcos por tener una planta o un poco de flores para uso medicinal”, lamenta.
PATOLOGÍAS. La normativa establece que la donación del cannabis medicinal que las empresas con licencia están obligadas a realizar será de hasta el 2% del producto final. De esta donación se beneficiarán las personas inscriptas en el Registro Nacional de Usuarios de Productos Derivados del Cannabis. Actualmente, para la inscripción solo se reconocen dos patologías: Epilepsia refractaria y esclerosis múltiple.
El diagnóstico de Marina no se encuadra dentro de las patologías reconocidas para acceder gratuitamente al medicamento a base de cannabis.
Al igual que Marina, miles de pacientes con distintas afecciones tienen el mismo inconveniente que les impide un tratamiento respaldado por el sistema sanitario de Paraguay.
Desde la Asociación Paraguaya de Personas con Artritis Reumatoidea y Afines (Appra), el 80% de los 5.000 pacientes del grupo espera que sus patologías sean también reconocidas para acceder al programa nacional.
La entonces titular de la Dirección Nacional de Vigilancia Sanitaria (Dinavisa), María Antonieta Gamarra, había manifestado ante estos pedidos se encuentran en proceso de consulta con las sociedades médicas paraguayas de: Pediatría, reumatología y siquiatría para ampliar las patologías.
En el Registro Nacional de Usuarios se encuentran inscriptos solo 107 pacientes y 10 profesionales médicos. La entrega gratuita de aceite de cannabis se realiza a 103 personas que padecen epilepsia refractaria y a cuatro que sufren esclerosis múltiple.
ESTUDIOS. Sobre la falta de investigaciones a nivel local y reconocer más patologías, el doctor Hernán Codas, médico cirujano consideró que: “Hay intereses de la industria farmacéutica que no quieren que se desarrolle el cannabis medicinal porque les restaría clientes”. Cuestiona que solo habiliten dos patologías cuando hay estudios internacionales de las propiedades curativas sobre muchas otras afecciones.
En un artículo científico de México denominado “Uso medicinal de la Marihuana” se afirma que pueden ser tratadas personas con glaucoma, artritis reumatoide, VIH, alzhéimer, asma, cáncer, dolores crónicos de difícil control, enfermedad de Crohn, epilepsia, esclerosis múltiple, insomnio y párkinson.
Mientras el recorrido hacia la descriminalización aún parece largo, pacientes —como la profesora Marina— seguirán a la espera para acceder a una dosis justa y segura, que les alivie el dolor, y también el temor.
(Este material fue en conjunto con Hína.com.py).
Empresas con licencia aún no producen a nivel local
En total son 13 laboratorios farmacéuticos con licencia para el cannabis medicinal. (Ver infografía). La base del programa se inicia con la importación de semilla y el cultivo, para posteriormente del crecimiento y floración extraer los cannabinoides.
Pero hasta el momento de la elaboración de este material, ninguna empresa cuenta con cultivo local. Mientras que tres de ellas, Lasca, Comfar e Improlabs, importan y fraccionan el cannabidiol, conocido como CBD, uno de los dos componentes cannabinoides.
Desde Dinavisa sostienen que se permite la importación del cannabis medicinal por el largo proceso que implicaría la producción y, por otro lado, la urgencia de los pacientes. Sobre las demás empresas señalan que pidieron prórroga por la supuesta traba en la importación de semillas.
Al respecto, el presidente de la cámara, Ariel Felippo, había señalado que el Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave) no autoriza porque no cuentan con un protocolo sobre la importación de semilla de cannabis por tratarse de una normativa nueva. Dijo que con el ente se encuentran en proceso de elaboración y consulta sobre reglamentaciones de otros países.
Sin embargo, desde Senave afirman que los laboratorios sí pueden importar las variedades de semillas; lo que ocurrió, indican, es que las pocas empresas que ya lo hicieron no cumplieron con todas las documentaciones.