10 jun. 2025

Camarón de río

Por Esteban Aguirre Barrail - Director Ojo de Pez S.A. |

Si bien suelo hablar de las pequeñas idiosincrasias que nos hacen paraguayos, el título de esta columna es uruguayo. Hace alusión al pertenecer o no a un lugar. A extrañar el mar porque alguna vez lo tuvimos. A no tener identidad de país.

“Tenemos la extraña costumbre de copiar las malas costumbres rioplatenses”. Frase con la cual arrancó un almuerzo con mi amigo Rey, quien parafraseaba a un mentor suyo. Nada del otro mundo la frase, uno podría decir, pero nadie puede discutir la verdad que habita en ella. Me dejó pensando en cámara lenta, como una bomba que entra por un oído y se tomó su tiempo en explotar.

¿Por qué será que todas las acciones o modas argentinas terminan “pegando” en Paraguay? Sería hasta formulaico el proceso. Analicémoslo. Si Marcelo Tinelli lo toca, se convierte en oro paraguayo, esa es la forma más fácil de describirlo. Analicemos la existencia de Ricardo Fort como ídolo en Paraguay. Es el prototipo de las cosas que no nos gustan, 98 cirugías, acento latinizado entre Miami y Buenos Aires, y un “montón de cosa más”.

Pero Tinelli le hizo cantar “you know you wancha” o algo por el estilo, y del día a la mañana la presencia de Fort era aclamada en Paraguay. Imaginemos que en lugar de Tinelli, Ricardo Rodas Vil lo descubría y lo hacía bailar con Lorena Arias -dejando en claro que tanto Rodas Vil como Lorenita son ídolos en lo que hacen-; pero tienen un pequeño problema: No son argentinos, y eso lastimosamente no genera moda ni tendencia en Paraguay.

Esto no es un problema argentino, lo aclaro por las dudas, es 100% nuestro, si ellos hacen bien las cosas lo aplaudo, porque copiar es la parte que me deja como perro que no entiende.

Hace 20 años vino un argentino llamado Nicolás Repetto con una idea bajo un brazo y una Sra. llamada Reina bajo el otro. Su idea era un show de entretenimiento interactivo con el público en casa.

¿Qué hicimos nosotros? Esperamos 20 años y decidimos lanzar de nuevo el mismísimo programa bajo conducción paraguaya. La globalización está provocando un obsesivo afán de identidad, que va a provocar muchos enfrentamientos.

Nuestras cabezas se mundializan, pero nuestros corazones se localizan. Antes de que esto termine por enterrar la identidad paraguaya, sería interesante analizar quiénes somos “de verdá".