29 may. 2025

Caacupé: Obispo dice que dinero malhabido destruye a la familia

Monseñor Ricardo Valenzuela habló ayer en la misa central desde el púlpito de la Basílica sobre situaciones que destruyen a la familia como el maltrato, el exilio y el dinero obtenido de manera ilegal.

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Prédica. Monseñor Ricardo Valenzuela presidió la misa central de Caacupé.

De terrible calificó monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, la explotación y la trata de personas que involucran a jóvenes y adolescentes que se ven obligados a migrar, a ir al exilio como la Sagrada Familia de Nazaret.

Enfatizó además en su homilía a los sustentos de las casas, dijo que no se debe meter dinero mal habido a la casa, ya que este pecado destruye a la familia.

Este sermón se dio durante la misa de la Fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, que se realizó ayer en la Basílica Santuario de Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé, y en la que se enfocó en situaciones que destruyen el hogar y la relación entre los miembros que la habitan.

El obispo pidió a los fieles fijar la mirada en la sagrada familia, en el momento en que ellos se ven obligados a huir y pensar todo el drama que viven las personas que migran y que se refugian, que son víctimas del rechazo.

‘‘Están las víctimas de la trata de personas, realmente es terrible esto. Adolescentes, jóvenes que son engañados para ir a trabajar. Se van y los someten a otras cosas. Gente inocente, adolescente, joven de 14, 15, 16 años de edad. ¿Qué dirá Dios por estas cosas? El Señor dice: “Todo lo que ustedes les hagan a uno de estos mis pequeños, a mí me lo hacen?(...). Mis queridos hermanos, por eso nos duele lo que les espera a esas personas que engañan para utilizar el cuerpo de estas víctimas inocentes’’, reflexionó.

Entre quienes se ven obligados a huir también está la gente desalojada y a quienes se les queman sus casas, sus cabañitas, sus chocitas, son hechos que realmente nos enferman. Ellos también son víctimas del rechazo, de la explotación, indicó Valenzuela.

Lamentó que estos exiliados también puedan encontrarse incluso, dentro de nuestra propia casa, en nuestra propia familia. Se refirió a los ancianos que a veces son tratados como presencia que estorba y quienes están en silla de ruedas, en cama aquejados de alguna enfermedad.

‘‘De ellos nos quejamos y decimos: por culpa de esta situación ya no puedo salir, no puedo hacer lo que estoy queriendo hacer, me estorba ya, etc. Cuando uno llega a una casa, hay que observar cómo se le trata al niño y a la persona anciana, lo observado nos dará a conocer y calibrar cuál es el manejo de dicha familia. Los malos tratos no se pueden ocultar’’, enfatizó el celebrante en su homilía.

El religioso pidió a los fieles no traer dinero malhabido a la casa, porque esto es introducir el pecado y así empieza el proceso de destrucción de las familias.

Destacó que cuando en una familia no se es egoísta, se aprende a decir gracias y destacó la urgencia de volver a enseñar y practicar el agradecimiento y la solidaridad en la sociedad.

‘‘A Dios le gusta ser agradecido y nosotros también tenemos que aprender a ser agradecidos, e incluso tenemos que enseñar a dar las gracias. Cuando en una familia hay paz, alegría y hay diálogo todo será mucho más fácil’’, destacó monseñor Valenzuela. DB.