Hacer realidad la sinergia de la mentada triada universidad, sociedad y empresas es lo que se busca con la instalación de oficinas de transferencia tecnológica, creadas a instancias del Consejo Nacional de Ciencia (Conacyt). El polvo de los estantes y la oscura soledad de los archivos son casi siempre el destino que les depara a gran parte de los trabajos científicos que surgen hoy de las academias y centros de investigación. O lo que es peor, los investigadores llevan a título personal sus proyectos al sector privado o público, sin que estos sean en “activo intelectual” de la universidad, según observa Mauricio Lorca, experto chileno, quien estuvo en el país esta semana capacitando en el marco de la creación de la Oficina de Transferencia de Tecnologías y Resultados de Investigación (OTRI), a implementarse en la Universidad Nacional de Asunción (UNA), Universidad Nacional de Itapúa (UNI) y en el Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria (IPTA).
Para ello –dice– se deben establecer las reglas de juego, reglamentar todo el proceso y formar gestores tecnológicos que tiendan puentes de comunicación y acuerdos con empresas y entidades en general. Se trata de romper el hielo de desconfianza. “Hoy uno va a la empresa, como universidad, y le ofrece algo, pero las empresas en general están reticentes, por dos cosas: uno el lenguaje es distinto y los tiempos también. Un empresario necesita las cosas ahora y el académico es una persona que tiene muchas funciones: docencia, investigación y extensión”, señala.
La idea es “generar confianza, que no existe”, entre la industria o entre la empresa y la universidad. “La falta de confianza y capacidad de negociar y conversar: el académico no tiene el lenguaje ni la métrica, no entiende cómo funciona una empresa, y viceversa”, compensa.
Una vez regulada la transferencia de tecnologías y conocimientos, indica, se crean las primeras camadas de gestores tecnológicos, capaces de entender lo que dice la empresa para comunicarlo al investigador. “Lo otro es formar un portafolio o paquete tecnológico, que surja de las investigaciones, y exhibirlo como una feria”, concluye.