“Impulsamos ese proyecto para que se pueda hacer el paso fronterizo en embarcaciones con capacidad para 15 a 25 personas, fuera de la clandestinidad. Sabemos que esto va a beneficiar mayormente a los compatriotas que a diario cruzan a la Argentina por cuestiones de salud u otro motivo”, explicó el cónsul Magno Álvarez.
Para el efecto, la Prefectura Naval Argentina exige un documento de acuerdo o de interés entre los municipios espejos, para que ellos puedan presentar eso a otra instancia, que es Vías Navegables de Argentina, mientras que en el lado paraguayo se pedirá el comisionamiento de funcionarios de Migraciones a los puntos de acceso, conforme a lo explicado por el funcionario.
Una reunión entre el intendente Rafael Ramírez, de Ñacunday, Alto Paraná, y Alfredo Gruber, intendente de Puerto Esperanza, Misiones, Argentina, se realizó la semana pasada en la localidad argentina. Los intendentes, acompañados de sus concejales, presentaron una carta de intención para la habilitación del paso fronterizo internacional entre ambos municipios, como inicio de gestión para la habilitación del paso.
En ese caso, pretenden habilitar en forma oficial el paso desde la colonia Itaipyte hacia Puerto Esperanza, para lo cual también ya están buscando la habilitación de las lanchas para el transporte de pasajeros.
“Nuestra situación es lo siguiente, prácticamente el 70% pasa al otro lado por el tema de salud y demás cosas. Ahora se pasa en forma clandestina por las famosas picadas, por el monte. Con la pandemia se cerró todo y no se habilitó más hasta la fecha. Ahora queremos que sea oficial”, relató Ramírez, quien consideró muy importante el proyecto.
Ñacunday tiene en frente a dos municipios, que son Puerto Esperanza y Mado. Un vecino de la localidad paraguaya, identificado como Juan Ferreira, donó 2 hectáreas de tierras para que el Gobierno pueda instalar en el lugar las instituciones como la sede de la Administración Nacional de Navegación y Puertos, Aduanas y Migraciones.