18 jul. 2025

Breves y muy incompletas notas sobre la cultura pos-Stroessner

La cultura desarrollada en el Paraguay es notablemente potente y variada: Involucra no solo manifestaciones de minorías “ilustradas”, sino expresiones de sectores suburbanos y campesinos, así como de los pueblos indígenas.

Durante el tiempo transcurrido desde la caída de Stroessner se afirmó la conciencia no solo de la pujanza de las culturas, sino de la diversidad que las anima: Agentes plurales, a partir de sus propias conquistas en gran parte, comenzaron a tomar presencia en una escena tradicionalmente reservada a las artes “cultas” y el patrimonio nacional.

Ahora bien, la gran fuerza de esta cultura se nutre del empuje de sus propios actores. Las grandes instituciones formalmente responsables de impulsar esa escena nunca estuvieron a la altura de lo producido en ella.

Ni el Estado, ni las municipalidades y gobernaciones, ni las universidades aportaron suficientemente a esfuerzos que siempre hubieron de recurrir a los recursos más variados para sobrevivir.

El mercado apunta en doble sentido: Actúa de apoyo fundamental de muchas iniciativas pero condiciona el alcance de las mismas al privilegiar el momento rentable por sobre el creativo.

Lo positivo de este tiempo: la producción cultural se mantiene vigente, crece, se diversifica. A nivel estatal: La ley Nacional de Cultura, la de Protección del Patrimonio, la Ley de lenguas, la Ley de Fomento al Audiovisual y el proceso de la Ley que reconoce la población afrodescendiente, entre otras normativas de relevancia. También la mayor atención concedida a la actividad audiovisual y la promoción del arte popular e indígena a cargo del Instituto Paraguayo de Artesanía. Debe ser mencionada, además, la alegre cultura del Bicentenario y el fortalecimiento de instituciones civiles y de espacios culturales privados (museos, galerías, institutos académicos y centros culturales varios).