Soldados recorrían a pie, en tanques blindados y en motocicletas algunos puntos del centro y del sur de la ciudad, donde el viernes último hubo altercados que dejaron casi 300 detenidos.
Por los mismos sectores circulaban en calma policías y escuadrones antidisturbios. “Ese patrullaje es necesario. Se hace para darles a los ciudadanos tranquilidad y presencia”, señaló Duque, tras afrontar el jueves último movilizaciones de miles de colombianos en rechazo a sus políticas económicas, sociales y de seguridad.
Cerca de 13 mil uniformados custodiaron la ciudad mientras rigió la prohibición de circular, desde la noche del viernes último hasta la madrugada de ayer, la primera desde 1977 cuando se ordenó por otro gran paro nacional.
El mandatario derechista, que enfrenta un paulatino crecimiento de malestar social tras quince meses en el poder, no precisó hasta cuándo la fuerza pública recorrerá las vías de la urbe de siete millones de habitantes, que a su parecer fue víctima de quienes “buscan propiciar el caos”.
Antes de las protestas, Duque advirtió que Colombia podía ser sacudida por convulsiones sociales similares a las de Ecuador, Chile o Bolivia, y por eso, expulsó a 24 venezolanos acusados de querer promoverlas.
Con el “vandalismo” controlado desde la medianoche del viernes último, las autoridades detuvieron a 331 personas, 29 de ellas venezolanas, que desafiaron el toque de queda tanto en Bogotá como en Cali, donde también hubo desmanes el jueves pasado.