Reuters
Londres
El primer ministro británico, Tony Blair, planea anunciar su renuncia esta semana, poco después de pasar el hito de una década en el poder, pero los votantes podrían estropear su despedida humillando a su partido en las urnas.
Blair hoy se convierte en el segundo primer ministro británico en sumar una década en el cargo en 100 años. La anterior fue la líder conservadora Margaret Thatcher.
En 1997 Blair ganó la elección con una victoria arrolladora y se convirtió luego en el primer líder del Partido Laborista en ganar tres votaciones consecutivas.
Pero su imagen se ha visto empañada por la guerra de Irak, un escándalo de financiamiento en su partido y la insatisfacción de los votantes con los servicios públicos.
Analistas políticos prevén que dos días después del aniversario, los votantes hagan llegar un duro veredicto sobre los 10 años en el poder de Blair, abandonando al partido en masa en las elecciones para los parlamentos escocés y galés y en los comicios de consejos locales en Inglaterra.
David Cameron, líder conservador de oposición y que en las encuestas de opinión supera al laborismo por hasta siete puntos, está haciendo todo lo posible por convertir las elecciones en un referendo sobre el primer ministro.
Las encuestas predicen que un partido nacionalista comprometido a realizar un referendo sobre la independencia escocesa de Gran Bretaña reemplazará al laborismo como la mayor agrupación en el Parlamento de Edimburgo.
Está previsto que en las elecciones para los consejos ingleses el laborismo pierda cientos de bancas ante los conservadores y los demócratas liberales. A una semana de la elección, Blair anunciará su dimisión, dando el puntapié inicial a un desafío para el liderazgo del Partido Laborista, que probablemente ganará el ministro de Finanzas, Gordon Brown, convirtiéndose automáticamente en primer ministro de Gran Bretaña.