01 sept. 2025

Biorges, monstruo literario de cuatro manos

No creemos que la literatura vuelva a contar alguna vez con autores como Honorio Bustos Domecq o Benito Suárez Lynch. Posiblemente ambos no son superiores a sus partes – Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges– , porque en la literatura no cabe la lógica o porque tanto genio junto trasvasa todo límite. Pero el contar con páginas escritas por aquellos seres de cuatro manos e invención infinita ya vale para que la historia los grabe a fuego. Aquella dupla fantástica del cuento fantástico fue forjada en una temprana amistad, en la pasión por la literatura y el oficio de la escritura.<br/><br/>Borges le llevaba tres lustros de ventaja en esta vida. Tiempo suficiente para que Bioy acepte ser su discípulo, además de su amigo. En el artículo “Libros y amistad” revela que su primera experiencia escribiendo con Borges “significó para mí un valioso aprendizaje; después de su redacción yo era otro escritor, más experimentado y avezado. Toda colaboración con Borges equivale a años de trabajo”.<br/><br/>Borges, por su parte, encontrará en su compatriota el alma que necesitaba la suya para discutir de literatura en este mundo de crueles espejos que reproducen hombres sin sentido del gusto. <br/><br/>No se ahorrarán elogios mutuos. Dice Bioy: “Por su mente despierta, que no cede a las convenciones, ni a las costumbres, ni a la haraganería, ni al snobismo; por el caudal de su memoria, por la aptitud para descubrir correspondencias recónditas, pero significativas y auténticas; por su imaginación feliz, por la inagotable energía de invención, Borges descuella en la serie completa de tareas literarias”. Por su parte, de Borges solo debemos recoger el final de su famoso prólogo a La invención de Morel, novela que confiesa haber releído y cuya trama “no me parece una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta”. <br/><br/>Las musas y los dioses del Olimpo habrán prohibido que tal conjunción de estrellas se vuelva a dar en la literatura en por lo menos un milenio. Mientras, las obras de Bioy, Borges y Biorges pueden ser leídas y releídas, y mil años serán insuficientes.<br/><br/>Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges encarnaron una de las amistades literarias más fecundas de la literatura latinoamericana.<br/><br/>Perfil<br/><br/>Sergio CáceresMercado<br/><br/>Docente<br/><br/>caceres.sergio@gmail.com<br/><br/>BREVE PERFIL DE UN MAESTRO DE LAS LETRAS<br/><br/>Nacido en Buenos Aires en 1914, en el seno de una familia ganadera, Bioy Casares tuvo una infancia feliz y ya a los 18 años publica su primer libro: Prólogo, indicio de su precoz talento. <br/><br/>En 1932 conoce a Jorge Luis Borges, ya consagrado como escritor, una amistad que marcará su literatura y su vida, y que se mantuvo incólume hasta el final de los días del autor de Ficciones, por encima de turbulencias y opiniones interesadas. Victoria Ocampo es quien los presenta, pidiéndole a Borges que “lo guiara en el camino de la literatura”. En 1940 contrae matrimonio con una de las hermanas Ocampo, Silvina, quien será, a pesar de sus muchas aventuras, el gran amor de su vida. Bioy, además, influye para que su joven esposa se dedique a la literatura – estaba embarcada en la pintura– , campo en el cual ella obtiene una ponderable producción poética y cuentística, y varios premios.<br/><br/>En ese mismo año produce su obra más famosa: La invención de Morel, novela que lo consagra y que al año siguiente le significa obtener el Premio Municipal de Literatura de Buenos Aires. Borges, quien lo prologa, afirmará en su escrito de presentación: "(Bioy) despliega una Odisea de prodigios que no parecen admitir otra clave que la alucinación o que el símbolo, y plenamente los descifra mediante un solo postulado fantástico pero no sobrenatural”, para señalar categóricamente: “No me parece una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta”. Con este espaldarazo, Bioy se lanzó de lleno a su labor literaria con un ritmo de trabajo notable, que mantendría hasta sus últimos días, facilitado por su holgada situación económica. Su obra incluye, entre otras: Plan de evasión, La trama celeste, Diario de la guerra del cerdo, El héroe de las mujeres, Una muñeca rusa y El sueño de los héroes, a la que llegó a considerar como su mejor obra.<br/><br/>Traducido a más de 20 idiomas, recibió múltiples distinciones, como el Premio Nacional de Literatura en su país, el Premio Mondello en Italia, el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Gabrielle D′Annunzio, Pescara, Italia; y también de la Universidad Stendhal, Grenoble; así como el Premio Cervantes, máximo galardón en lengua española, en 1990.<br/><br/>