Una de las lecturas de estos días nos narra diversos pasajes del libro de Daniel, y los Salmos recogen el bellísimo canto llamado de los tres jóvenes (Trium puerorum), utilizado en la Iglesia desde la antigüedad como himno de acción de gracias, introducido primero en la Santa Misa, y después fuera de ella, para fomentar la piedad de los fieles.
Nuestra vida cristiana debe ser toda ella como un canto vibrante de alabanza, lleno de adoración, acciones de gracias y entrega amorosa. Por eso, en la acción de gracias de la comunión, mientras que tenemos en nuestro corazón al Señor de cielo y tierra, nos unimos a todo el universo en su pregón de agradecimiento al creador.
El papa Francisco a propósito de la lectura de hoy dijo: “La esperanza cristiana no es solo un deseo, un auspicio, no es optimismo: para un cristiano, la esperanza es espera, espera ferviente, apasionada por el cumplimiento último y definitivo de un misterio, el misterio del amor de Dios en el que hemos renacido y en el que ya vivimos”.
“Esa espera de alguien que está por llegar: es Cristo el Señor que se acerca siempre más a nosotros, día tras día, y que viene a introducirnos finalmente en la plenitud de su comunión y de su paz”.
“Debemos preguntarnos, sin embargo, con gran sinceridad, ¿somos testigos realmente luminosos y creíbles de esta espera, de esta esperanza?... ¿Corremos también nosotros el riesgo de agotar el aceite de la fe, de la alegría?. Estemos atentos”.
“Invoquemos a la Virgen María, Madre de la esperanza y reina del cielo, para que siempre nos mantenga en una actitud de escucha y de espera, para poder ser ya traspasados por el amor de Cristo y un día ser parte de la alegría sin fin, en la plena comunión de Dios”.
Frases extractadas de http://www.homiletica.org/francisfernandez/franciscofernandez0511.htm y https://www.pildorasdefe.net/liturgia/evangelio-lucas-21-20-28-venida-dios-conmoveran-astros-trae-liberacion