Un tema que podría suscitar el debate. Paraguay dejó de ser un Estado católico cuando la Constitución Nacional de 1992 dejó sin efecto la de 1967, según la cual incluso el presidente de la República debía profesar la religión católica.
Con un presidente cristiano (Nicanor Duarte Frutos), pero no católico, los ciudadanos se han acostumbrado a la reivindicación de varios símbolos religiosos, como el pesebre en Mburuvichá Róga o la bandera a media asta en el Palacio de López un Viernes Santo, en que los cristianos recuerdan la muerte de Jesús.
ÚH Digital consultó a la directora de Comunicación de la Presidencia, Alicia de Brítez, si la bandera se encuentra a media asta por descuido o por una razón distinta. “Es una tradición para recordar la muerte de Jesús”, explicó la funcionaria.
Muchos aprueban este tipo de medidas, sin embargo cabe preguntarse, ¿garantizan ellas que el Estado paraguayo es para todos los que habitan la República, sean de la profesión religiosa que fueren?, ¿habría que exaltar entonces símbolos de otras religiones cuando estas conmemoren hechos centrales de sus respectivas profesiones?
Los expertos aseguran que un Estado laico no es precisamente ateo, sino que tiene por fundamento garantizar a todos los ciudadanos (sean de la profesión religiosa que fueren) que sus actos no guardarán relación con principios espirituales, sino legales y en pie de igualdad para todos.