La historia de la moda cuenta que este humilde accesorio -un trozo de tela en forma de triángulo- tuvo su origen en Oriente. En el siglo XVIII, las bandanas llegaron a Occidente a través de la ruta de la seda y los británicos fueron los primeros en usarlas y se popularizaron en Europa.
En el Lejano Oeste cuajaron estos pañuelos entre cuatreros y vaqueros, un complemento que desplegó las alas de la sofisticación durante los felices y locos años 20 cuando las damas de la alta sociedad los lucían de seda combinados con plumas, vestidos brillantes, collares de perlas y tacones, siguiendo el estilo de la excéntrica cantante y bailarina Josephine Baker.
De manera más sensual solía llevarlas Elizabeth Taylor, a quien “le gustaba colocar sobre su voluminosa melena y dejaba caer los extremos sobre los hombros”, explicó Pepa Fernández, experta en comunicación de moda.
En los 70, cuando reinaba la estética hippie, Brigitte Bardot defendió la bandana con coquetería y cierta candidez, mientras que Jacqueline Kennedy y Grace Kelly se decantaron por un estilo más relajado y bucólico, “con las gafas de sol encima del pañuelo”, detalla Fernández, quien recuerda que la princesa de Mónaco también solía llevarlas sofisticadas con “detalles de lujo” para acompañar un vestido de noche.
La actriz Helen Mirren, aún hoy, sigue luciendo pañuelos a modo de diademas tal y como hacía en la década de los años setenta cuando se decantaba por modelos estampados y con una lazada a la altura de a nuca. EFE