29 abr. 2024

Ayoreos vencen el aislamiento mediante un puente ecológico

Pobladores indígenas de la etnia Ayoreo, en Carmelo Peralta (Alto Paraguay), construyeron un extenso y robusto puente de madera que hará posible acabar con el habitual aislamiento en épocas de crecidas.

  • Alcides Manena
  • ALTO PARAGUAY

En la comunidad indígena de la etnia Ayoreo “Nueva Esperanza”, de Carmelo Peralta, lograron construir un puente ecológico mediante el apoyo de la organización civil Pro Comunidades Indígenas (PCI) que acompaña a las comunidades del Alto Paraguay en sus emprendimientos.

La obra se llevó a cabo con asesoramiento de técnicos del Proyecto Vida en el Pantanal.

Se trata de una estructura de más de 72 metros de largo, dos metros de ancho y en la parte más profunda cuenta con unos 5 metros de altura.

Esos poco más de 70 metros de pasarela está compuesta por una estructura de madera de quebracho colorado, extraído del monte que pertenece a los nativos de la zona.

Este recurso natural es aprovechado de forma sostenible por los nativos para las mejoras de infraestructuras.

De esta forma se pudo concluir un proyecto que los propios miembros de la comunidad indígena se ocuparon de ejecutar. El puente posee un sistema de iluminación que funciona con paneles solares, aprovechando la luz solar que impera durante prácticamente todos los días del año.

Seguridad. Una serie de factores impulsó a los indígenas a planificar esta obra. Por un lado, las constantes inundaciones que cíclicamente afectan a la zona y que los dejan aislados; ya sea por la crecida de río o por lluvias. Así también influyó la necesidad de tener una forma segura de desplazarse de un lugar a otro, en especial, para que los niños puedan llegar a la escuela.

Este es el tercer puente que se ha construido en la comunidad, pero las anteriores ya están muy deterioradas.

En Nueva Esperanza viven unas 27 familias nativas. Está situada a un kilómetro y medio del casco urbano de la ciudad. Los primeros pobladores construyeron un puente de Karanda’y (palma), madera que abunda en la zona.

Las construcciones con palma son muy características en el Chaco, pero se deterioran con el paso del tiempo.

El pedido de construir un nuevo puente partió, principalmente, de las mujeres, ya que esa senda peatonal comunica a las familias nativas con el camino que lleva a la zona urbana de Carmelo Peralta. Aparte, dicho camino une a todas las comunidades ayoreos de la zona; por lo que con las crecidas del río, este puente es crucial para el paso.

Sin el puente, las personas deben cruzar a pie o en botes. Muchos quedan aislados y las mujeres tienen serias dificultades para recibir a los turistas o salir a comercializar sus artesanías. “Buscábamos una estructura de mayor durabilidad y recurrimos a todas las instituciones; pero el costo de construir con concreto era demasiado alto”, afirmó Oscar Posoraja, líder de la comunidad Nueva Esperanza.

Visitantes. A su vez, entienden que un puente con madera autóctona del lugar, puede contribuir a fortalecer la actividad turística en la zona.

De este modo, los visitantes podrán acudir sin contratiempos a la comunidad, donde los nativos cuentan con un museo de artesanía del pueblo ayoreo garaigosode.

En palabras del líder comunitario, este puente ecológico posee un gran significado; dado a que vuelve a la comunidad más resiliente y ayuda a mejorar sus condiciones de vida ya que cada año vienen padeciendo los embates de las crecidas.

“Los niños podrán ir a la escuela sin dificultad, sin tener que cruzar en canoa, en caso de inundación”, señaló.

Mirador. A partir de este exitoso emprendimiento, los indígenas ahora ya piensan en otro, apuntando, precisamente, en potenciar el turismo: El proyecto en carpeta es el hermoseamiento de la costanera de Carmelo Peralta, a la vera el río Paraguay. Allí extenderían el sistema de iluminación fotovoltaico, que es más económico y amigable con el medioambiente. Además de construir un mirador en el puerto y embarcadero para que los visitantes puedan disfrutar de las hermosas puestas de sol del pantanal.

Experiencia de cooperación y aprendizaje

La propuesta de diseño del puente fue evaluada y consultada en reunión comunitaria. También se acordó la contrapartida de la comunidad en mano de obra y parte de los materiales.

La construcción se realizó en dos etapas durante poco más de 30 días. Una de las tareas más exigentes fue la extracción de madera del quebracho, dentro del territorio de esta comunidad. La construcción del puente fue una experiencia de cooperación, sirvió también como un espacio de aprendizaje, los jóvenes pusieron en práctica lo que habían aprendido en cursos de mandos medios propiciados previamente por el proyecto, como el de electricidad o soldadura.

Buscábamos una estructura de mayor durabilidad y recurrimos a todas las instituciones, pero el costo de construir con concreto era demasiado alto.

Los niños podrán ir a la escuela sin dificultad, sin tener que cruzar en canoa, en caso de inundación. Oscar Posoraja, líder comunitario.

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