La pobreza multidimensional toma en consideración las múltiples carencias materiales que pueden padecer los individuos de manera simultánea, situación que les priva del desarrollo pleno de sus capacidades. Esta perspectiva cuestiona la idea de pobreza monetaria por su limitación para explicar de manera más amplia las privaciones que enfrentan las personas, aún contando con ingresos.
Para el año 2022, la población paraguaya en situación de pobreza multidimensional fue de 17,7%, lo que implica unas 1.297.537 personas. La incidencia es significativamente superior en áreas rurales y llega al 35,6%, ante el 7,4% en las áreas urbanas del país. El 62,6% de la población paraguaya vive en el área urbana y el 37,4% en la rural.
El porcentaje de personas en situación de pobreza multidimensional se redujo en el periodo 2016 – 2022. A nivel nacional, pasó de 34,3% en el 2016 a 17,7% en el 2022, lo que representó una reducción de 16,6 puntos porcentuales. Esta tendencia se observó, tanto en áreas urbanas como rurales.
Del total de 1.297.537 personas como pobres multidimensionales, 723.255 personas también están en situación de pobreza monetaria. Unas 574.000 personas no presentan carencia de ingresos, pero enfrentan otras privaciones al ser pobres multidimensionales.
El aumento de las coberturas de algunos servicios básicos explica una parte importante de la reducción observada; sin embargo, algunas carencias relevantes persisten y son importantes por su alto impacto. Las tres principales carencias que aquejan a la población son la falta de aporte a una caja jubilatoria, las prácticas inadecuadas o falta de servicios para eliminación de basura y el uso de carbón o leña para cocinar.
La exclusión de los mecanismos de jubilación tiene repercusiones importantes en el largo plazo, ya que si bien las personas pueden dejar la pobreza monetaria o multidimensional en el presente, su futuro ya está condenado a la dependencia económica y a la pobreza monetaria. Esta situación tiende a agravarse si se considera el rápido proceso de envejecimiento que enfrenta la sociedad paraguaya.
La mirada del largo plazo también ayuda a contextualizar el significado real de la reducción de la pobreza multidimensional. La acumulación de capital humano y la generación de capacidades exigen mucho más que aumentar las coberturas, además se requiere un sustancial aumento de la calidad de los servicios educativos, de salud y garantía de agua potable, por ejemplo.
Por otro lado, es necesario señalar que quienes dejan la pobreza multidimensional y monetaria, en Paraguay pasan a conformar un gran conglomerado de alrededor del 60% de la población que permanece vulnerable al volver a caer en condición de pobreza ante cualquier condición adversa: Pérdida de empleo, una enfermedad, inclemencias climáticas, entre otros problemas.
No cabe duda que la reducción de la pobreza es un gran paso hacia adelante; sin embargo, es claramente insuficiente para transitar hacia un país desarrollado y con bienestar. Por otro lado, también es necesario considerar la temporalidad considerando los determinantes de la pobreza coyuntural y de largo plazo de manera a romper con los obstáculos que contribuyen a mantener la pobreza futura.