08 feb. 2025

“Aún estoy vivo”, dice el Papa, pero no evita intrigas en torno a su salud

El papa Francisco, de 86 años, fue dado de alta ayer del hospital romano en el que estuvo internado tres días por una bronquitis, y regresó al Vaticano para preparar las celebraciones de Semana Santa.

“Aún estoy vivo”, dijo bromeando el Pontífice argentino a los fieles y periodistas congregados frente al hospital Gemelli de Roma.

El Papa, que estaba sonriente y de buen humor, se bajó de su automóvil para saludarlos antes de dirigirse al Vaticano.

Antes de partir en un automóvil blanco Fiat 500, Francisco abrazó a una pareja cuya hija falleció el viernes por la noche en el hospital, informó el Vaticano.

También agradeció al personal médico y a los periodistas que lo esperaban a la salida del centro médico.

“Me viene a la mente una cosa que una vez me dijo un viejo, un hombre más anciano que yo, ante una situación como esta: Yo, padre, no conozco la muerte, pero la he visto venir... ¡Es fea, eh!”, contó entre risas a los reporteros.

Francisco fue despedido luego con aplausos por la gente que se había congregado allí con la esperanza de verlo.

El Vaticano confirmó que podrá presidir mañana domingo la misa de Ramos en la Plaza de San Pedro, que marca el inicio de los ritos de la Semana Santa.

Como en otras ocasiones y debido a que se desplaza en silla de ruedas por sus dolores en la rodilla, solo presidirá la ceremonia que será celebrada por el cardenal argentino Leonardo Sandri.

Antes del ingresar a su residencia en el Vaticano, el Papa se detuvo unos minutos a rezar en la iglesia de Santa María Mayor, en el centro de Roma, una tradición personal que cumple antes de cada viaje al exterior.

“Feliz Pascua y oren por mí”, dijo a la periodista de la televisión italiana que lo esperaba a la entrada del Vaticano.

Poco después, la oficina de prensa de la Santa Sede divulgó su agenda de trabajo para este sábado en la que figura una reunión con el cardenal canadiense Marc Ouellet, responsable por 10 años de los obispos de todo el mundo, quien renunció en enero tras haber sido acusado de tocamientos indebidos a una becaria.

La víspera llevó huevos de chocolate, rosarios y libros a los niños enfermos de cáncer que se encuentran internados en el hospital Gemelli y bautizó a un recién nacido.

INTRIGAS Y CRÍTICAS. La reciente hospitalización del Papa desató interrogantes sobre el futuro de su papado, y alimentó los rumores y críticas de sus enemigos que ansían un nuevo líder para la Iglesia Católica.

Los sectores más conservadores han desafiado abiertamente al pontífice argentino, a quien acusan de minar las enseñanzas doctrinales con sus aperturas, al instar por una Iglesia más tolerante.

Su frágil salud ha “dado oxígeno” a quienes buscan presentarlo como una persona débil y esperan que siga el ejemplo de su predecesor, Benedicto XVI, quien renunció en 2013, cuando percibió que sus fuerzas físicas y mentales no bastaban, comentó Robert Mickens, director del diario religioso La Croix International, consultado por la AFP.

Francisco, de 86 años, quien tiene una serie de problemas físicos en varias ocasiones ha dicho que renunciaría al cargo si no se siente capaz de cumplir con su trabajo, aunque insistió en febrero que ese tema no estaba en su agenda.


Futuro del papado en tela de juicio
Las tres noches que pasó Francisco en el hospital Gemelli de Roma por una bronquitis provocaron una “agitación febril” tanto entre sus aliados como entre sus críticos, sostiene Massimo Franco, experto en asuntos del Vaticano del diario italiano Corriere della Sera. “Las especulaciones sobre el futuro del pontificado son ahora menos teóricas”, escribió. Después de la muerte el pasado 31 de diciembre de Benedicto XVI, referente intelectual de los ultraconservadores, intensificaron las críticas contra el Papa.