La elección de la pequeña empresa que se encargó de la confección de los vistosos atuendos recayó sobre Morena Toro, una mipymes que elabora “productos con historia”, según resalta su propietaria, Guadalupe Quiñónez, una diseñadora de indumentaria y textil, egresada de la prestigiosa Universidad de Buenos Aires (UBA).
Ella asegura que cada pieza confeccionada esta hecha con la sabiduría de los guardianes del patrimonio cultural paraguayo. “Para mí, la creación es un proceso que se da entre el corazón y la mente”, reafirma la diseñadora.
Quiñónez decidió emprender en el rubro de la artesanía porque la siente como un todo inseparable del diseño y relata que Morena Toro nació como un emprendimiento textil netamente abocado al diseño de prendas en ñandutí, en las que poco a poco fue incorporando más técnicas artesanales que le permitieron crear accesorios y productos de decoración. “Morena Toro nació en el 2009, con pequeñas colecciones, mientras seguía trabajando como brand manager, hasta que en el 2014 decidí recorrer mi propio camino. Gané un concurso FDM de fondos otorgados por Itaipú, UIP y MIC, que me permitió abrir la casa de Morena Toro, que es nuestro atelier, en Villa Morra”, dijo.
Notoriedad. Si bien el posicionamiento de su marca sigue siendo su gran desafío, con el tiempo fue ganando notoriedad, de la mano de las instituciones gubernamentales que apoyaron su emprendimiento, así como también con la participación en eventos de industrias creativas, la asociación con colegas y diferentes experiencias dentro del rubro.
Pero, indudablemente, su momento llegó cuando eligieron a su empresa para confeccionar los atuendos de los atletas paraguayos para el más importante certamen deportivo a nivel mundial, los Juegos Olímpicos París 2024.
“Nuestro propósito es reflejar lo más auténtico de Paraguay creando excelentes productos culturales a través de la innovación. Queremos colaborar con los artesanos para asegurar una contribución significativa; generar trabajo para las futuras generaciones con el fin de preservar la tradición y asegurar un sustento para cada familia de artesanos”, indica. La creadora significa que el principal valor es el amor puesto en manos de la sabiduría. Ahora, apunta a expandir sus creaciones, que ya brillan en París y Buenos Aires, mientras renovó su plataforma para la venta al mercado internacional.