Por Carlos Morales
El 21 de diciembre del año pasado, la Municipalidad de Asunción publicaba en su cuenta de X lo siguiente: “¡Construir una Asunción más sustentable es posible! Renovamos nuestro compromiso con la firma del convenio con Paraguay Green Building Council. Dos construcciones ‘altamente sostenibles’ ya concluyeron, mientras que hay otras nueve obras en vías de ejecución”.
Contradictoriamente, en junio de este año, la Junta Municipal de Asunción derogó la Ordenanza 128/17, que regulaba y establecía las normas sobre las construcciones sostenibles en la ciudad.
Este tipo de edificaciones tienen por característica la utilización de materiales más amigables con el medioambiente, además de bajo consumo de energía eléctrica, mejor aprovechamiento del agua, entre otros aspectos.
Estupor. En la argumentación, presentada por el concejal Augusto Wagner para la derogación, quien en el 2017 había votado a favor de la ordenanza, señalaba desigualdad tributaria y desequilibrio tributario que afectaba a las recaudaciones.
Profesionales que alientan las construcciones sostenibles, lamentaron la decisión del Legislativo municipal. Desde la Dirección General de Cambio Climático del Mades, también pedirán explicaciones.
”Tomamos conocimiento también de esta ordenanza con relación a incentivos para edificios verdes, con el que contaba el Municipio. Nosotros vamos ahora a ver cómo podemos apoyar el proceso y también ver cuáles fueron los fundamentos”, adelantó Ethel Estigarribia, responsable de dicha dependencia.
En las seis páginas que argumentan los motivos de la derogación, no hay detalles en números sobre cómo ha afectado a la recaudación municipal en siete años la vigencia de la 128/17.
El arquitecto Carlos Zárate, docente de la FADA-UNA, enfatizó que Asunción era la única ciudad en todo el país en contar con esta resolución. La adopción de dicha ordenanza ponía a la ciudad entre las que adoptaban medidas para hacer frente al deterioro ambiental.
“Estábamos aceptando que había un inconveniente propio de las disciplinas de construcción y se estaban tomando medidas a nivel mundial y nosotros estábamos dentro de ese grupo”, mencionó.
Desde su punto de vista, más que la derogación, primero pudo corregirse lo que era necesario, corregir en la normativa y luego realizar el cambio.
En el modelo educativo este tipo de edificaciones pueden servir para la formación de nuevos profesionales con otra visión ambiental, sostiene. El modelo actual de construcción en el país, explica el arquitecto, deja muchas huellas en el medioambiente.
El concejal Pablo Callizo (PQ) fue uno de los que se opusieron a la derogación. Adelantó que se está trabajando en un nuevo proyecto para las edificaciones sostenibles. “Yo personalmente tengo la postura de que se podría, capaz, en vez de exceder los impuestos, darles otro tipo de incentivos”.
En la extinta normativa los incentivos tributarios podían dar entre un 38% e incluso 90% de ahorro en impuesto a la construcción. También incentivos en tasas anuales especiales de hasta un 50% e incluso reconocimientos
Como ejemplo, señala Callizo, los interesados en construir con las características que se adecuan a los criterios sostenibles, en vez de construir hasta cinco pisos pueden hacerlo hasta dos más.
El concejal asunceno plantea además que no se trate solo de una ordenanza y que esté enfocada en una sola ciudad. Una de las características de la 128/17 era que tenía un carácter de recomendación para los interesados.
“Hay que pensar en el futuro que algunos de estos requisitos ya tienen que ser algo obligatorio para todas las construcciones”, enfatiza con el pensamiento puesto en una capital que siente los rigores del cambio climático.
