El líder de la autoproclamada República Popular de Donetsk, en el este de Ucrania, el prorruso Denis Pushilin, acusó directamente al Gobierno de Kiev de estar detrás del atentado.
“En un intento de eliminar a Alexandr Duguin los terroristas del régimen ucraniano han matado a su hija”, escribió en Telegram.
En esa misma red social la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, advirtió que si se confirma la “huella ucraniana” en el atentado habrá que “hablar de la política de terrorismo de Estado del régimen de Kiev”. “Esperamos los resultados de la investigación”, concluyó la diplomática.
A su vez, el senador ruso Andréi Klishas calificó el atentado como un ataque enemigo y demandó llevar a la Justicia a sus autores materiales e intelectuales. “Este crimen no puede quedar impune (...) Hay que responder con dureza y decisión”, afirmó Piotr Tolstoi, vicepresidente de la Duma del Estado, la Cámara de Diputados de Rusia.
niegan vínculos. Las autoridades ucranianas negaron toda implicación en el atentado. “Subrayo que Ucrania no tiene nada que ver con esto, porque no somos un Estado criminal como la Federación Rusa ni somos un Estado terrorista”, dijo Mijailo Podolyak, uno de los asesores del presidente ucraniano Volodímir Zelenski.
Dúguina, de 29 años, murió al estallar una bomba en los bajos de su vehículo cuando circulaba por una carretera en las afueras de Moscú procedente de un festival donde había estado con su padre.
Según el digital Gazeta.ru, que cita un canal de Telegram, Duguin tenía previsto regresar a Moscú en el coche de su hija, pero cambió de opinión en el último momento.
Duguin, de 60 años, escritor y filósofo, es considerado uno de los ideólogos que más ha influido en la política rusa de los últimos años y el particular en el rumbo adoptado por el presidente Putin. En su juventud profesó un anticomunismo y antisovietismo radical que abandonó luego de la caída de la Unión Soviética al punto que en 1993 defendió con los comunistas la sede del Parlamento de Rusia cañoneado por orden del entonces presidente ruso Borís Yeltsin.