Rolando Rasmussen, reconocido como Maestro del Arte (2013), dejó huellas de admiración y respeto a su paso. Ayer, familiares y amigos le dieron el último adiós en la Casa Bicentenario del Teatro, donde fue director y desarrolló una importante tarea de promoción de las artes.
Rubén Capdevila, titular de la Secretaría Nacional de Cultura, destacó el gran legado que deja tanto para la danza, el teatro, el diseño y las artes visuales. “Rasmussen tuvo una larga trayectoria en Europa y decidió volver al Paraguay para dejar su aporte a nuestra cultura”, expresa el ministro.
Apasionado. La actriz Laura Marín, quien estaba trabajando con Rasmussen en el montaje de la obra Fausto (Goethe), comenta que Rolando siempre amó la cultura y el arte, y no podía entender por qué no había apoyo a la cultura en Paraguay. Recuerda que el artista aseguraba haber cumplido todos sus sueños, y que era un incansable aprendiz de la vida, del arte. “Siempre estaba aprendiendo y descubriendo”, afirma.
Por su parte, Letizia Rasmussen, sobrina, expresa que Rolando fue un “ejemplo de entrega a la cultura”. “Fue una persona que vivía a través del arte, un ejemplo de entrega a la cultura, a la familia. Aprendí gracias a él, todo lo que el arte te puede dar”, señala.
En su red social, Wilton Vuyk, escenógrafo y teatrista, escribió: “El arte está de luto, se fue el maestro, director de la Casa del teatro, que nos abría las puertas para tantos proyectos donde él era el motor impulsor. En cada puesta era mi consejero, al que siempre acudía... Te vamos a extrañar”.