La pandemia pasó duras pruebas al trabajo artesanal del acero inoxidable que resiste, pese a la adversidad, en Puerto Casado. El año pasado fue muy duro para los ex trabajadores de la fábrica de tanino porque paró la fabricación de guampas casi un año. No había ventas, pero de a poco este 2021 volvieron a remontar con mucho esfuerzo y dedicación.
Los hermanos Riveros, Ramón y Aníbal cuentan que les afectó bastante la pandemia. Tuvieron que parar porque no había pedidos de guampas de acero inoxidable. Los Riveros accedieron al apoyo económica del Gobierno y a nivel local pudieron conseguir ayudas con la Gobernación de Alto Paraguay y así pudieron sortear las consecuencias del confinamiento.
“Hace dos meses me agarró Covid-19”, contó Ramón, conocido en el pueblo como Tutín. “Por suerte fue leve, no podía trabajar, me prohibieron hacer tareas pesadas, lo único que hacía era dibujar para las guampas, ya que empezamos a volver a tener pedidos, el resto del equipo a cargo de Aníbal hacían el trabajo pesado, por suerte a ellos no les afectó el virus”.
RESISTIR. Ramón ya recibió la primera dosis de vacuna y Aníbal ya completó el esquema de la vacunación. De a poco van llegando los pedidos de guampas y materos, ambos con las bombillas de diferentes tamaños. Los hermanos demuestran que sigue vigente el genuino producto artesanal originario de Puerto Casado.
Los hermanos trabajaron en la extinta empresa Carlos Casado SA hasta 1995 y 1997, respectivamente, que serían los últimos años de funcionamiento. Ambos aprendieron ahí la elaboración de la guampa, aunque dentro de la fábrica no se permitía, igual lo hicieron a escondidas. Al ganar preferencia hasta los administrativos solicitaban las guampas para regalos. AM