El padre Óscar González, coordinador de pastorales de la Arquidiócesis, comentó que la dependencia creada por el arzobispo Adalberto Martínez Flores, surge como respuesta a la situación en la que están viviendo decenas de familias indígenas que llegan a la capital por motivos diversos, como la expulsión de sus tierras, la falta de asistencia en sus comunidades o bien por problemas en el liderazgo.
A poco menos de 100 metros de la explanada de la neoclásica Catedral Metropolitana, en la histórica Plaza de Armas, los graves problemas sociales se visualizan entre carpas y estructuras precarias de maderas, que según el arzobispo ‘’no deben ser indiferentes a nadie’’.
Bajo esta premisa, el padre Óscar González refirió que son los niños y sus madres la prioridad en esta situación. La Pastoral Indígena Arquidiocesana habilitó el albergue de la Obra Social San Roque para dar desayuno, almuerzo y cena, y ofrecer asistencia.
A veces son 20, 30, 50 o 70 los comensales. Los números varían porque el arribo y el regreso de grupos de familias indígenas a sus comunidades es dinámico, pero la desnutrición de los chicos, sin atención de salud y de alimentación es evidente, según el coordinador.
‘‘Felizmente hay gente de buena voluntad, que quiere aportar. Está la asociación de pastores, la iglesia luterana, Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días’’.
Comentó que la Pastoral Indígena Arquidiocesana trabaja con la Coordinadora Nacional de los Pueblos Indígenas (Conapi) de la Conferencia Episcopal y para trabajar con los indígenas urbanos, aquellas más de 200 familias que abandonaron sus comunidades y que viven en los ocho municipios que forman parte de la Arquidiócesis.
A través de una mesa de trabajo se abordó la problemática existente en las plazas céntricas. El padre González dijo que se busca articular respuestas con el Indi, Salud, Niñez y otras instituciones.
Saludaron al arzobispo con una planta de tajy
Al finalizar la ceremonia de imposición del palio al arzobispo Adalberto Martínez, grupos indígenas que se encuentran en Asunción por diversos problemas y que están en el albergue San Roque sostenido por la solidaridad de la recién creada Pastoral Indígena Arquidiocesana, presentaron ante el altar del Señor una pequeña planta de tajy, ‘‘como símbolo que manifiesta su pedido de respeto a la casa común, sus lugares ancestrales con ansias de una integración armónica fraterna y solidaria en el Paraguay.’’