13 may. 2024

Apuntes sobre las vidas paralelas de Juan Crisóstomo Centurión y Arturo Bray

En estas notas se examinan las semejanzas entre dos personajes, entre dos hombres de letras de este país: Juan Crisóstomo Centurión y Arturo Bray: Dos hombres. Dos paraguayos.

  • Javier Viveros
  • Escritor

Centurión nació en Itauguá en enero de 1840 y falleció en Asunción en marzo de 1909. Por su parte, Bray nació en abril de 1898 y falleció en julio de 1974.

Dos paraguayos. Dos becarios. Por decisión del presidente Carlos Antonio López, en 1858, Centurión formó parte del grupo de becarios enviados a Europa. Se instaló en Inglaterra y allí emprendió estudios de literatura inglesa, francesa y Derecho Internacional Público y Privado. También en condición de becario, Bray fue a Europa en 1914. Instalado igualmente en Londres, inició estudios de Medicina en el London Hospital Medical School. Apenas concluido el primer año lo sorprendió la Gran Guerra y como era inglés por ascendencia paterna fue integrado al ejército británico como soldado raso.

Centurión y Bray. Dos becarios. Dos guerreros. Centurión vio en primera fila el advenimiento brusco de la guerra. Acompañó a José Berges en la ocupación de Corrientes, donde presenció la Batalla Fluvial de Riachuelo. En 1866 recibió la Estrella de Caballero de la Orden Nacional al Mérito. Tuvo participación directa en la Batalla de Lomas Valentinas. Para la defensa del recinto último de Cerro Corá, Centurión subió a su montado y, al mando del Batallón de Rifleros, estuvo «esperando a los bárbaros», pero a diferencia de lo que sucede en el poema de Cavafis, estos no tardarían en llegar, en la forma de un pelotón de caballería enemiga. Bray tampoco fue ajeno al oficio de la guerra. Jovencísimo, integró la 39ª división de infantería del ejército expedicionario que tuvo por destino Francia. Fue herido en acción en la cruenta Batalla del Somme. Recibió tres condecoraciones, la Medalla del Rey Jorge V, la Medalla de la Victoria y la Cruz de Guerra. Retornó al Paraguay en setiembre de 1919 y poco tardó el furibundo Marte en añadir más guerras a su biografía (Guerra Civil de 1922 y Guerra del Chaco).

Dos guerreros. Dos coroneles. Ambos alcanzaron ese grado en el escalafón militar. Dos coroneles. Dos prisioneros. Los dos conocieron, asimismo, la prisión por causas relacionadas con la guerra. Luego de la Batalla Postrera de Cerro Corá, el coronel Centurión fue llevado cautivo a Río de Janeiro, la capital del imperio. Arturo Bray enfrentó un proceso por los infaustos acontecimientos en Pirizal y en setiembre de 1934 fue recluido en la prisión militar ubicada en la isla Peña Hermosa.

MIGRANTES

Dos prisioneros. Dos migrantes. Tras obtener su liberación en la ciudad carioca, Centurión se dirigió a Francia, se casó en París con una pianista cubana y con ella se trasladó a Santiago de Cuba. Residió también en Estados Unidos y Jamaica para regresar a la patria en 1878. Arturo Bray, tras retirarse de la vida pública en 1941 emigró a Argentina, como tantos otros compatriotas.

Juan Crisóstomo Centurión y Arturo Bray. Dos migrantes. Dos hombres públicos. Centurión fue secretario de Cancillería y traductor oficial; se desempeñó como miembro del Superior Tribunal de Justicia, fiscal General del Estado y ministro de Relaciones Exteriores. Fue además ministro plenipotenciario ante los gobiernos de Inglaterra, Francia y España. Bray fue jefe de Policía de la capital y ministro del Interior. Posteriormente, se desempeñó como ministro plenipotenciario del Paraguay en España y Portugal. También fue Encargado de la Legación en Chile.

Cumplieron los dos las funciones de un edecán. Centurión lo fue del presidente Francisco Solano López y Bray de los presidentes Luis A. Riart y Eligio Ayala. Fueron, asimismo, directores. Centurión dirigió la escuelita improvisada bajo los naranjales de Paso Pucú, en plena guerra; compartió allí sus conocimientos de gramática castellana, geografía, inglés y francés con sus compañeros de armas. Bray asumió la dirección de la Escuela Militar en 1930.

Centurión y Bray. Dos políglotas. Dos traductores. Ambos hablaron castellano, inglés y francés. Centurión, que estudió además el idioma alemán, fue intérprete y traductor oficial del gobierno de Francisco Solano. Bray hizo traducciones del francés y del inglés para la prestigiosa editorial Kraft, tocándole en suerte ser el primer traductor al castellano de la novela 1984, de George Orwell.

PERIODISTAS

Centurión y Bray. Dos traductores. Dos periodistas. Centurión fue fundador y director del Cabichuí. Luego de su retorno al país en 1878, escribió además artículos para La Reforma y La Democracia. Bray, por su parte, una vez que abandonó la vida pública y se exilió en la Argentina, colaboró con revistas y periódicos de ese país; llegó a ser editorialista del diario La Prensa de Buenos Aires.

Centurión y Bray. Dos periodistas. Dos escritores. Centurión publicó en Nueva York, en 1877, el libro Viaje nocturno de Gualberto o recuerdos y reflexiones de un ausente, obra podría ser considerada como la primera novela escrita y publicada por un paraguayo. Arturo Bray escribió las estudiadas semblanzas de Hombres y épocas del Paraguay. En su obra Solano López, soldado de la gloria y el infortunio enfoca la personalidad y dimensión histórica de este último en su triple faceta de hombre, presidente y mariscal.

La prosa de Centurión es ubérrima en referencias mitológicas y eruditas, pletórica en oraciones coordinadas y yuxtapuestas. No le va en zaga Arturo Bray, en cuya escritura destellan la erudición caudalosa y una enorme claridad conceptual. Maestros de la elocutio, es muy evidente en ambos autores la presencia de una irrenunciable voluntad de estilo.

Juan Crisóstomo Centurión y Arturo Bray. Dos escritores. Dos memorialistas. Centurión publicó en cuatro tomos su libro Memorias o reminiscencias históricas sobre la Guerra del Paraguay, obra en la que deja por escrito un testimonio medular para la interpretación de la historia paraguaya, por tratarse de una fuente de primera mano.

El volumen inicial fue publicado en 1894. El libro de memorias de Bray, justificadamente intitulado Armas y letras, fue entregado a la imprenta de manera póstuma, por expresa decisión del autor. Ambos libros son obras fundamentales de las letras paraguayas.

Centurión y Bray. Hombres de armas y hombres de letras. Hurgar más en sus vidas significaría continuar hallando semejanzas. Baste recalcar que se trata de dos protagonistas excluyentes de sus respectivos tiempos. Fueron dos paraguayos que con sus obras nos hicieron «un regalo para toda la vida»: La cita es de Tucídides (otro hijo de Marte que fue paralelamente escritor). Centurión y Bray. Dos espadas. Dos plumas. Armas y letras. Centurión y Bray. Vidas paralelas. Vidas para leerlas.

García Márquez sí tiene quien le escriba

Gabriel García Márquez casi nunca escribía cartas. Así lo afirman su nieta Emilia García Elizondo y su hijo Gonzalo García Barcha. Pero sí fue receptor de mucha correspondencia de personalidades como Pablo Neruda, Bill Clinton, Woody Allen y Fidel Castro, y por primera vez el público podrá leerla. Tras un hallazgo inesperado de más de 100 cartas inéditas, la familia decidió abrir las puertas de la casa del autor en Ciudad de México para exponerlas en Gabo a 40 años del Nobel: El escritor sí tiene quien le escriba.

“Gabo casi no escribía cartas, a él le gustaba tener conversaciones en persona (...); vivía hablando por teléfono. Yo creo que la mayoría de estas cartas probablemente fueron respondidas en conversaciones por teléfono o en persona. Hay muy pocas cartas de Gabo”, cuenta García Elizondo, también directora de la Casa de la Literatura Gabriel García Márquez (CLGGM), donde se llevará a cabo la exhibición.

Por esa misma razón, su hijo Gonzalo confiesa tener “cero cartas” de sus padres. Y cree que, de haberle tocado vivir en los tiempos de los teléfonos móviles, García Márquez “hubiera sido un usuario despiadado del celular”.

Gonzalo y Emilia se encontraban en un estudio de la casa, ubicada en la calle Fuego 144 de Ciudad de México, buscando una foto para la conmemoración del 40 aniversario del premio Nobel que terminó por consagrar mundialmente a García Márquez como uno de los escritores más importantes de Latinoamérica y el mundo en 1982. Pero, en vez de hallar fotografías, se encontraron un aproximado de 150 cartas en una misteriosa caja con la leyenda “Nietos”.

“Nunca la había visto antes, supuse que eran fotos, pero eran cartas. Cartas que son parte de un archivo mucho más grande que ya se fue al Ransom Center, en Austin, pero que supongo que Mercedes (Barcha, esposa del escritor) tenía guardadas para entregarlas después. Ninguno de nosotros sabía que estaban ahí”, relata García Elizondo. EFE.

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