¿Paraguay cuenta con políticas públicas de seguridad y defensa? Las tiene. Cuando un Estado interviene con todas sus agencias y recursos, para subsanar problemas percibidos como graves por la sociedad, la cátedra reconoce que ese Estado cuenta con políticas públicas. Solo que, para su eficaz implementación, además de intervenir, se las necesita contextualizadas dentro de una tarea intelectual, creación literaria que no existe. ¿Cómo se subsana este déficit? Mediante contrato de tercerías; expertos que cooperan con el Gobierno, muchos de ellos funcionarios del propio Estado. ¿Cómo se legitiman estos? Como manda el derecho político: Con los resultados. Primera conclusión: Alcanzar niveles de excelencia en cuanto a la formulación de políticas públicas de seguridad y defensa es de exclusiva responsabilidad de la clase política, no de la conducción militar. La doctrina merece un apartado especial ya que arroja dos lecturas: La empleada por nuestros militares (lo que se les enseñó); y la solución que estos han aplicado ante cada situación que enfrentaron (lo que aprendió). Los hechos indican que es urgente una revisión pedagógica de la doctrina militar paraguaya. Acá se percibe lo que Gastón Bouthoul define como lecciones aprendidas: “Naturalmente, dicha labor tiene un objetivo, extraer conclusiones y enseñanzas, pero nunca fórmulas mágicas aplicables a cualquier caso”. Los comandantes operativos se ven obligados a proceder conforme su experiencia y capacitación, muchas veces insuficientes, ante nuevos escenarios, pandémicos y terroristas. Segunda conclusión: Laborar una nueva doctrina militar es de exclusiva responsabilidad de esa conducción, no de la clase política. En cuanto a la operacionalidad, se me ocurre mencionar lo que la sociedad menciona como “falta de resultados” o “vacío de poder”. Como se ve, el Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas es un órgano administrativo de ejecución militar, que implica una acción concreta de conducir y de disponer, más no de análisis y articulación. ¿Por qué apunto este detalle? Por una razón muy simple. Para que una fuerza que opera en espacio interno sea eficaz, esta, debe ser administrada políticamente por un órgano que controle y audite su gestión. Tercera conclusión: Alcanzar niveles de excelencia en cuanto a operacionalidad es de exclusiva responsabilidad de la clase política, no de la conducción militar.
Como verá amable lector, para cualquier tipo de mando es improbable alguna posibilidad real de éxito con esta estratagema. Siempre fundado en mi convicción filosófica que la seguridad es la suma del talento humano, recursos materiales y tecnológicos, que bueno sería apuntar a fortalecer a ese talento humano. A simple vista se percibe que hasta hoy el Comando de Operaciones de Defensa Interna, por ejemplo, carece de Masa de Maniobra. Y sin ella, es improbable una victoria militar.
(*) Abogado, consultor
BOUTHOUL, Gastón. “Las Guerras”, página 30, N. del T. (1). Editorial Payot, Paris 1951.
Término tecno-anárquico derivado por la pérdida del Estado del monopolio del poder.
General Accountability Office (GAO). Ver “Plan Colombia”.
Principio de Guerra.
“Nuestros jefes, sumidos en un mar de contradicciones, pretendieron ante todo repetir en 1940 la guerra de 1914-1918. Los alemanes, en cambio, libraron una guerra propia de 1940”.
Marc Léopold Bloch. “La extraña derrota”.