Sexólicos Anónimos se denomina el grupo organizado por la hermana Regina Sian, con el fin de brindar ayuda a los adictos al sexo mediante un tratamiento con 12 pasos.
El grupo se reúne todos los jueves, a las 20, en la iglesia San Baltasar, ubicada en Bruno Guggiari y Las Palmas (Lambaré), para implementar un programa que tiene como primer punto admitir la impotencia de las personas ante la lujuria y admitir que se ha perdido el control de sus vidas.
Luego se fortalece la fe en Dios mediante la oración y la meditación. Allí las personas se reúnen para compartir sus experiencias y ayudarse unas a otras a recuperar el control sobre sus vidas. Se trata el problema a nivel emocional, físico y espiritual.
“Es una fraternidad que ayuda a sentirse mejor, ya que muchos de los que asisten se sienten solos, inferiores, desconectados de la familia y de los demás semejantes, y es una oportunidad para mantenerse alerta”, mencionó la religiosa.
LA ENFERMEDAD. “El sexólico, al igual que el alcohólico, se identifica por la pérdida de control sobre su vida, o sea, no puede pensar en otra cosa que no sea el sexo, e internet ha aumentado el acceso a la pornografía, y por ende, ha aumentado el número de adictos al sexo. En el país no existen cifras al respecto, pero la experiencia confirma esta situación”, explicó el psiquiatra Manuel Fresco.
Aunque la adicción al sexo, así como la adicción a internet, no está aún reconocida como enfermedad, el psiquiatra sostiene que si se debería citar un síntoma que la identifique, este sería el cambio en la conducta. “Por ejemplo, las personas pasan horas frente a la computadora, noches enteras mirando pornografía, no duermen bien, dejan de rendir en su trabajo y su relación con los demás se deteriora”, relató.
La edad promedio en la que se suele manifestar esta tendencia es luego de la pubertad, cuando la persona inicia su vida sexual. “Pero no hay que confundir, una cosa es tener una actividad sexual normal y otra cosa es vivir dominado por el impulso sexual”, advirtió.
El psiquiatra dijo además que internet es una herramienta, por lo tanto, lo más lógico sería que una persona la utilice para concluir una tarea y luego se desconecte, pero los sexólicos la utilizan para estar estimulados. “Internet ha agrupado en un solo sitio las imágenes pornográficas que antes estaban dispersas”, agregó.
SÍNTOMA. Manuel Fresco subrayó que como en la mayoría de las adicciones, los primeros en notar los síntomas son los que viven alrededor de la persona.
“El síntoma más notorio es que la adicción al sexo es circular, gira sobre sí misma, y no deja lugar a ningún otro tipo de pensamientos, por eso la persona no considera otro tipo de actividades, tales como un viaje o salir a caminar como algo placentero, solo el sexo tiene lugar en su mente”, acotó.
La adicción al sexo tiene la misma característica que la adicción al alcohol, es compulsiva-obsesiva, pero en este caso no se trata de la adicción a una droga, sino a una conducta que crea serios problemas en la vida de una persona.
Es un estado donde se necesita tener relaciones o estimulaciones sexuales en lapsos muy frecuentes. Se recurre a la masturbación compulsiva o al consumo exagerado de pornografía.
Fresco planteó que la mayor dificultad consiste en que las personas con este problema le restan importancia, tienen vergüenza para hablar al respecto o no tienen quién les brinde algún apoyo, esto, claro está, hasta la aparición del grupo Sexólicos Anónimos.
MALA INFLUENCIA. Según la hermana Regina, la adicción al sexo es un tema nuevo para muchas personas; sin embargo, hoy se sabe con certeza que el sexo es uno de los instrumentos que las personas utilizan para aliviar el aislamiento, la apatía y la tensión, así como una vía de escape a los problemas.
“Existe la sexualidad normal, y también existe la lujuria, que es una ilusión muy dañina para la persona, ya que la somete a la adicción al sexo”, refirió. Sin embargo, la religiosa siente preocupación por el bombardeo constante de lo sexual en la vida de las personas. “Escuchás una música y hay sexo, en una película hay sexo, en una publicidad hay sexo, entonces uno vive bombardeado por los estímulos”, explicó.
Por tal motivo cree que la educación sexual es de vital importancia. “Yo no sé qué se da en la escuela como educación sexual, pero deberíamos, como sociedad, tener una educación sobre nuestra sexualidad, debemos tener especial cuidado con internet y el fácil acceso que ofrece a la pornografía, sobre todo para los más jóvenes y los niños”. expresó.
“EL PROBLEMA ESTÁ EN EL ABUSO”
La religiosa abona la tesis de que el problema no está en el uso de la sexualidad normal, sino en el abuso que cometen las personas adictas al sexo, y esto, a su entender, se traduce en diversos malestares en la vida diaria de las personas. “Los sexólicos no respetan ningún tipo de normas; si tienen una pareja estable, la van a defraudar en la primera ocasión que se les presente”, explicó.
Por ello recomienda no alejarse de las reglas que la misma naturaleza impuso a las personas. Más datos al 307-525.