Pero, hace tres meses, empezó con mareos, dolores de cabeza y taquicardia. Eso alertó a sus padres, quienes la llevaron a consultar al Hospital Central del IPS.
De las punzadas frecuentes en el pecho, su cuadro clínico rápidamente fue subiendo a categoría de grave, según la evaluación médica.
Le diagnosticaron una miocardiopatía restrictiva dilatada, una enfermedad rara de origen congénito, similar al que le aqueja a Nahiara.
Los familiares de Anita claman a la ciudadanía tomar conciencia sobre la importancia de la donación de órganos para salvar vidas. La pequeña necesita urgente un corazón sano.
Desconsolada, la madre manifiesta que su hija era una niña “sumamente activa y tiene muchas ganas de vivir”. Pero, debido a los fuertes medicamentos que consume desde abril le hacen sufrir de dolor y su corazón se está debilitando.
Entre sollozos, cuenta que a veces le mira y le dice: “Mami no estes triste, yo voy a curarme y no te voy a abandonar nunca”.
Como está medicada con “mucha furosemida” –un potente diurético–, eso le consume sus proteínas y le provoca agudos calambres.
“Me dice, mami, perdóname porque ya no aguanto... yo te dije que no te iba a abandonar, pero yo no quiero esta vida. Yo estoy sufriendo”, comenta.
La mujer insta a las personas que tengan familiares con muerte cerebral que donen los órganos para salvar la vida de la niña y otros pequeños. “Lo único que les pido a las personas que tienen a sus parientes con muerte cerebral que se toquen el corazón, que tengan la mente abierta, que hay que donar. Ella es nuestra vida, no sé qué va a pasar, sinceramente no sé”, lanza.
Antes de ser ingresada a terapia intensiva, Anita le bendecía a su padre, para que pueda volver al hospital al día siguiente a visitarla. El celular de la familia para quien desee ayudar es el (0994) 197-180.