En gran parte, Ámsterdam se siente como un intento por parte de su director David O. Russel (Nominado al Oscar por La Gran Estafa Americana) de contar una historia diferente a lo usual utilizando un método similar, apoyándose en las grandes habilidades actorales de Bale, apoyado por Washington, Robert De Niro, Margot Robbie, Chris Rock, Anya Taylor-Joy, Zoe Saldana, Mike Myers, Michael Shannon y Rami Malek, con una pequeña participación de la cantante Taylor Swift.
No muchas películas incorporan tanto talento individual y consiguen que el todo este a la altura de sus partes. Ámsterdam es un bello sin sentido, y aunque es entretenida, divertida y estéticamente consigue integrar estilos y cuadros de época del primer tercio del siglo pasado, no logra en conjunto estar a la altura del talento de Christian Bale y la actuación que despliega en cada cuadro de la narración.
En un momento en que en varios lugares del mundo se da un resurgimiento de tendencias fascistas y en el cual una guerra a gran escala en Europa amenaza a desbordarse, la película se siente como un recordatorio de los horrores de la guerra, de la desnaturalización de la vida en algunos sistemas políticos, y de cómo la vida intenta continuar, libre, siempre que estemos dispuestos a luchar por ella.