Además de los graves problemas en el ámbito sanitario, Brasil también vive un impás educativo que lo ha llevado a situarse entre los países que más tiempo tuvieron sus escuelas cerradas: 43 semanas, casi el doble de la media mundial, según la Unesco.
Después de meses en los que ni siquiera fue un asunto de debate, los Gobiernos regionales y municipales, que entre sus competencias tienen la educación, empiezan a anunciar a cuentagotas sus cronogramas de vuelta a las aulas presenciales.
Una veintena de estados brasileños esperan hacerlo entre febrero y marzo. El lunes fue el turno de Sao Paulo, la región más rica e industrializada de Brasil y también una de las más afectadas por la covid-19, con cerca de 55.000 fallecidos y 1,8 millones de casos. Más de 4.500 colegios de la red pública paulista abrieron sus puertas para impartir clases. EFE