22 may. 2025

Alarmante expansión de la criminalidad en el Sur del país

Mientras los órganos de seguridad concentran sus esfuerzos en combatir la ola de violencia criminal en el Norte del país, los criminales en el Sur, en cambio, van ganando cada vez más terreno. En esta zona se va consolidando el dominio sobre el tráfico de drogas por parte de una estructura delincuencial conformada por paraguayos y argentinos. Fortalecidos, estos grupos lograron extender su influencia y sus cultivos ilegales a las zonas de Itapúa, Caazapá y Alto Paraná. Resulta evidente que las fuerzas de seguridad están siendo rebasadas, lo que significa al mismo tiempo que el Estado paraguayo está perdiendo la guerra contra el crimen organizado. Es frustrante y preocupante al mismo tiempo, ver crecer el fenómeno de la influencia del narcotráfico en nuestra política. Se debe hacer todo lo posible por impedir que el Paraguay termine de convertirse en un narco-Estado.

Los signos de la expansión de la violencia criminal por todo el país están a la vista. Ya no son solamente las conocidas y sangrientas organizaciones brasileñas PCC o Comando Vermelho. En el caso específico de la expansión de las redes del narcotráfico hacia el Sur del país, se trata de estructuras integradas por paraguayos y argentinos, son ellos quienes están consolidando su dominio sobre el tráfico de drogas en la zona.

Los organismos afirman que el tráfico de drogas siempre existió en el Sur; sin embargo, son cada vez más frecuentes los decomisos de drogas, lo que implica que el negocio se encuentra en su apogeo. Como se sabe, nuestro país es el principal productor de marihuana de la región. El 80% de la producción va al Brasil, y un 15% a la Argentina, según datos de la Secretaría Nacional Antidrogas.

No obstante, reconocen las autoridades que existe un aumento en el envío de drogas, como marihuana y cocaína, a la Argentina. Asimismo asumen el hecho de que el crimen organizado que va creciendo no tiene relación con el PCC o el Comando Vermelho, sino que son estructuras de paraguayos y argentinos con grandes extensiones de cultivo en Itapúa, Caazapá y Alto Paraná.

Mientras los organismos de seguridad se concentran en la zona Norte, y particularmente en la zona de frontera, las bandas criminales van ganando terreno hacia otras regiones, como Ñeembucú, que, pese a ostentar una de las tasas de homicidios más bajas de Paraguay, es un importante punto de tránsito de la marihuana que se dirige a Argentina, según datos de la fundación InSight Crime, que investiga el crimen organizado. La fundación ya advertía hace varios meses que grandes cantidades de cannabis eran traficadas a través de los ríos Paraná y Paraguay.

Pero el cultivo y el tráfico no es lo único que se va expandiendo en el país; también se propaga la violencia generada por el crimen organizado. Como bien señala el analista Jorge Rolón Luna, “el sicariato es en el Paraguay un fenómeno asentado y en constante crecimiento”.

En el país se produjo un atentado cada 48 horas durante el mes de octubre, y en el año se cuentan 151 ataques de sicarios.

Rolón sostiene que hay mayor actividad de narcotráfico en el país, por el involucramiento de redes criminales en el tráfico de cocaína, que ahora es mayor, además de las disputas por territorios, por rutas, por el negocio mismo.

La ola de violencia generada por el crimen organizado no solamente fue en aumento, sino que además se ha extendido más allá de las zonas de frontera. Mientras los organismos de seguridad concentran su atención en la zona Norte, en el Sur los criminales se toman como un recreo.

Rolón Luna considera que “no se pueden traficar drogas sin la aquiescencia de algunos ámbitos del Estado”, lo cual está en el centro de este complejo problema. No se trata solamente de que el país está perdiendo la guerra contra el crimen organizado y el narcotráfico por falta de recursos, sino reiteradamente se han encontrado pruebas de complicidad de funcionarios y políticos con los delincuentes. Por todo eso, se debe hacer todo lo posible para evitar que Paraguay se convierta en un narco-Estado.