19 abr. 2024

Adictos se mezclan con indígenas en matorrales atrás de la Terminal

Los vecinos del barrio Ysaty, ubicado detrás de la Terminal de Ómnibus de Asunción, viven con miedo al punto que, últimamente, ya ni se atreven –dicen– a salir por la noche. El crimen de Francisca, la nativa de 12 años, fue el desenlace de una película negra que venían presenciando en calidad de testigos. Es que, de un tiempo a esta parte, personas adictas llegan de lugares desconocidos y se mezclan con los nativos en los baldíos que rodean la estación de buses.

“El barrio está con miedo. A la noche es muy oscuro y ya nadie quiere transitar a pie por acá; antes sí salíamos a comprar y a partir de las ocho de la noche ahora nos encerramos todo en nuestras casas. Los indígenas no son agresivos, gente extraña viene a juntarse con ellos”, manifestó Johana Cáceres, quien vive en el barrio con sus padres que son vecinos antiguos del lugar.

Ropas enmohecidas, desparramadas en la tierra, zapatos, bolsitas plásticas -con el residuo marrón de la cola de zapatero-, latas de tolueno y pipas artesanales, conforman el tendal de evidencias sobre la ocupación irregular en esos terrenos, sin que hasta ahora la Policía ni las autoridades municipales hayan tomado cartas en el asunto.

“La Policía viene, mira pero dicen que no pueden hacer nada. Pero, según los policías, a ellos (los nativos) no se les puede tocar”, dijo algo desconcertado Antonio González, quien tuvo que alambrar el patio de su casa para evitar que extraños ingresen a su propiedad.

Igual ingresan y se guarecen –cuenta– en un bosquecillo que está detrás mismo de la Terminal.

Ni el luctuoso crimen de la niña indígena, que era conocida por los lugareños, frenó que sigan frecuentando por las noches esos sitios; solo que ahora ya no se dejan ver a la luz del día, según relató a un equipo de ÚH que recorrió esa zona.

“Ayer (por el miércoles) escuché que les estaban recogiendo. Pero se les lleva un ratito y después vuelven toda otra vez, no hay caso”, opinó y de acuerdo a su memoria ese círculo vicioso data de hace cinco años.

“Son varios y cada día viene gente nueva, seguramente que sale de la cárcel, a guarecerse acá. Yo les corro a los muchachos porque crean líos entre ellos, se pelean por la droga con botellas o palos se pegan”, comentó.

“Los indígenas no son tan malos, pero cuando se drogan es diferente; vienen los chespis que se mezclan con ellos y ahí es lo que pasa de todo”. Antonio González, vecino.

“Acá se llenaba de indígenas, a toda hora estaban con su cola de zapatero. Enfrente está la escuela y los niños ven cómo inhalan pegamento”. Tomás Ramírez, vecino.

Comuna asegura que ya notificó a propietarios
Judith Rolón, de la Dirección de Derechos Humanos de la Municipalidad de Asunción, afirmó que ya notificaron a los propietarios de los diferentes inmuebles que se encuentran abandonados en los alrededores de la Terminal de Ómnibus. Sobre el baldío que está al lado de la escuela María Felicidad González, sobre la Avda. Fernando de la Mora, indicó que se le requirió al propietario que realice el vallado del terreno para evitar el ingreso de extraños. Dijo que el dueño –de origen chileno y de apellido Vizcarra– se mostró preocupado por la situación y se comprometió a sellar el predio.