Organizaciones campesinas y partidos políticos denunciaron ayer que Horacio Cartes maquilló en su informe de gestión una realidad que pretende enseñar al papa Francisco durante su visita al país.
El dedo acusador también apuntó a la jerarquía eclesiástica por ser “cómplice del gobierno” al desvirtuar la agenda del Sumo Pontífice, con el objetivo de impedir que campesinos e indígenas pasen tiempo con él.
“Se maquilla a nuestro país para que el Papa no vea la realidad en la cual vivimos los campesinos sin tierras, los miles de sintechos y compatriotas que no tienen fuente de trabajo, estas son nuestras preocupaciones”, señaló en conferencia de prensa Teodolina Villalba, de la Federación Nacional Campesina (FNC), a un costado del Panteón de los Héroes.
La dirigente campesina explicó que en varias oportunidades acudieron a la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) y que argumentaron la necesidad que tiene este sector de expresarle al Papa cómo el campesinado vive en nuestro país, que el daño al medioambiente les afecta y que el modelo de producción despoja a la gente de sus tierras formando el cordón de la miseria en Paraguay.
“Ahora el presidente de la República presentó su informe y dice que está todo bien en el país, pero ¿qué es lo que se muestra en la práctica? ¿ Qué le mostrará al Papa”, se preguntó Teodolina.
Marcial Berendsohn, de la organización Vencer y Vivir, dijo que sin duda la presencia de Francisco en el país es demasiado relevante, pero no está bien que el programa de actividades se elabore sin consultar a los sectores populares.
“Si bien Francisco viene como jefe de Estado, más como jefe de Iglesia y, por consiguiente, su relación con el pueblo es su principal objetivo, que se desvirtuó cuando el Gobierno en complicidad con la cúpula de la Iglesia paraguaya (que no representa a la Iglesia) se encargó de elaborar un programa bien maquillado para presentar un país de maravillas”, destacó.
Berendsohn dijo que la visita de Jorge Bergoglio es propicia para que la jerarquía eclesiástica reciba un “tirón de orejas” por ser en su momento cómplice del golpe parlamentario que destituyó a Fernando Lugo, apoyándolo y aprobándolo el día siguiente.
“La Iglesia debe rectificar rumbos bastante olvidados como el de tener a los pobres en primer lugar como dice el catecismo cristiano”, puntualizó.