Esta nueva fase que terminó el jueves, bajo la presidencia paraguaya del Mercosur, acerca a ambos bloques a la finalización de un largo proceso que ya lleva 20 años y que apunta a generar condiciones para el intercambio más fluido en diversos ámbitos. En junio del año pasado las partes cerraron las negociaciones de toda la parte comercial, luego de varias interrupciones y aún, teniendo voces discordantes en contra. Sobre todo, de parte de Polonia, Francia, Austria, Irlanda y Luxemburgo.
Antes de someter los documentos del acuerdo a los parlamentos de los países miembros del Mercosur y a consideración de la Eurocámara, todavía restan algunas cuestiones vinculadas a los pilares institucionales y comerciales para concluir con la suscripción del tratado.
En la parte comercial, el acuerdo eliminará en hasta 15 años el 91% de los aranceles y tarifas del Mercosur a los productos europeos y la UE hará la propio con el 92% de los suyos en 10 años. Entre los capítulos que incluye, figuran las reglas de origen, comercio de bienes, defensa comercial, medidas sanitarias y fitosanitarias, obstáculos técnicos al comercio, compras gubernamentales, obstáculos técnicos al comercio, pequeñas y medianas empresas, comercio y desarrollo sostenible, y transparencia.
El desarrollo sustentable y la protección del medioambiente es un punto central.
La entrada en vigencia del pacto, que será gradual, permitirá la apertura de un mercado de unos 500 millones de europeos y de unos 295 millones de mercosurianos. Para Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay implicará un acceso directo al mercado de 27 países miembros de la Unión Europea y la adopción de normas más beneficiosas que las de la Organización Mundial del Comercio (OMC), según Cancillería. En este sentido, permitirá el ingreso a una unión aduanera con arancel cero. Contempla además una oportunidad especial para las pequeñas y medianas empresas y el emprendedurismo.