Un paro nacional congelaba parcialmente las actividades ayer en Nicaragua, convocado por opositores en reclamo de la liberación de los detenidos en protestas contra el gobierno de Daniel Ortega, que amenazó al sector privado con represalias.
En las principales calles de Managua y otras ciudades de Nicaragua como León y Chinandega (oeste), se observaron patrullajes policiales y un escaso movimiento de personas y vehículos.
En el popular Mercado Oriental de Managua, donde operan más de 20.000 negocios, la mayoría se mantuvieron cerrados por la mañana, aunque muchos vendedores ambulantes, verduleros y pequeños talleres y tiendas de servicios abrieron sus puertas.
“Si uno no trabaja no come”, dijo Harold Chavarría, un mecánico que repara llantas viejas, y que este jueves no adhirió al cese de actividades como había hecho en varias ocasiones el año pasado.
Frente al negocio de Chavarría, varios verduleros exhibían sus productos para la venta.
Algunos de los que fueron a trabajar, lo hicieron por la crisis económica que agobia al país, y no por apoyo al gobierno.
“La gente ya no quiere este gobierno”, dijo Juan González, conductor de un taxi, quien como otros colegas pasó horas manejando por la ciudad en busca de pasajeros. AFP