La firma de abogados Jones Day está trabajando con el presidente estadounidense Donald Trump en su cruzada contra el resultado de las elecciones de la semana pasada.
Trump y muchos de sus aliados republicanos se rehúsan a admitir que el demócrata Joe Biden ganó los comicios y denuncian un fraude mientras impugnan los resultados en varios estados.
Pero falta lo crucial: Alguna prueba del presunto fraude. Eso deja a los abogados de Jones Day y de otros bufetes en un auténtico aprieto al tiempo que activistas políticos y abogados los acusan de socavar la democracia.
El grupo adverso al presidente The Lincoln Project denunció en Twitter a Jones Day y a la firma jurídica Porter Wright, que también lucha por Trump.
“Empleados de @JonesDay & @PorterWright; ¿piensan que sus bufetes deberían intentar cambiar la voluntad del pueblo estadounidense?”, tuiteó The Lincoln Project.
Incluso abogados se alzaron contra sus colegas. “Cuanto más se adentran en la madriguera de la conspiración de Trump, armados apenas con demandas fútiles sustentadas en bases probatorias o legales endebles, más arriesgan su reputación profesional y sus licencias legales”, dijeron los abogados Bradley Moss y Joanne Molinaro en un artículo en el periódico The Atlantic.
El código de ética de la American Bar Association, el colegio de abogados de Estados Unidos, prohíbe presentar ante una corte reivindicaciones frívolas, o sea sin méritos legales o pruebas, según Joshua Davis, del Centro de Derecho y Ética de la Universidad de San Francisco.
“Muchos de esos casos (de Trump contra los resultados electorales)... parecen estar muy al borde y quizás ya cruzaron la línea para tornarse frívolos”, dijo Davis. AFP