El sistema tributario es considerado el pilar del Estado. Mediante el cobro de impuestos, el Estado obtiene el financiamiento necesario para cubrir las necesidades básicas de la población como salud, educación, seguridad, entre otros.
En las economías en desarrollo, los ingresos fiscales son fundamentales para el fomento de las políticas sociales en pos de reducción de la pobreza y el mejoramiento de las condiciones básicas de vida, como el acceso al agua potable, alcantarillado, etc.
Si bien la recaudación tributaria ha venido incrementándose año tras año, es todavía insuficiente para cumplir con estos propósitos. Esto, a su vez, hace que nuestro país sea cada vez más dependiente del financiamiento externo.
De acuerdo con el último informe de la Subsecretaría de Estado de Tributación (SET), la presión tributaria (porcentaje de los ingresos fiscales con relación al PIB) de nuestro país llega a apenas el 13% del PIB, cuando que el promedio en Latinoamérica era del 19% ya en el 2015.
Un informe publicado por la organización Paraguay Debate, denominado Construir la equidad tributaria en el Paraguay, explica que uno de los principales motivos de esta baja presión es la poca incidencia de los impuestos directos en la recaudación.
El documento sostiene que los impuestos sobre las rentas, en conjunto, conforman apenas el 22,7% de las recaudaciones fiscales. Agrega un dato muy interesante: la tasa media efectiva de impuestos a la renta del decil con mayores ingresos en Paraguay es la más baja entre los 18 países de Latinoamérica, incidiendo en apenas un 0,3% en la reducción de la desigualdad.
Con estos datos a la vista es inevitable pensar en una reforma del esquema actual y convertirlo en uno más equitativo. A mayores ingresos, mayores deben ser los aportes de los contribuyentes.
Es insostenible que impuestos como el IVA, cuyos pagos recaen en los consumidores finales –que no son precisamente los de mayores ingresos–, siga siendo el principal aportante del Fisco. Mientras tanto, otros tributos como el impuesto a la renta personal (IRP) permiten que los contribuyentes más ricos puedan deducir por el 100% de sus ingresos, lo que hace que finalmente, en muchos casos, terminen pagando cero guaraníes al Fisco.
La primera y quizás más visible función de la tributación es la recaudación, sostiene Paraguay Debate. En consecuencia, sostiene que el espíritu formalizador del IRP debe ser reemplazado y como una de las acciones primeras propone limitar la deducibilidad del IRP para asegurar el aumento en las recaudaciones, hasta alcanzar la progresividad.
Para ello, es necesario que el Fisco empiece el diálogo con todos los sectores y ponga en agenda la necesidad de reformar el sistema actual, por supuesto, sin olvidar que la equidad fiscal también se logra reduciendo los altos niveles reinantes de evasión.
Solo con justicia tributaria podemos tener una sociedad más inclusiva. Aquellos que tienen más, deben aportar más.