29 may. 2025

A Borges “no le importaban los premios”, dice Kodama

La viuda del escritor Jorge Luis Borges, María Kodama, de visita a El Cairo, señala en una entrevista que al célebre autor argentino “no le importaban los premios, lo que le importaba era escribir”.

Gigante literario.  Jorge Luis Borges fue distinguido con el Premio Cervantes en 1979, el mayor para la lengua española.

Gigante literario. Jorge Luis Borges fue distinguido con el Premio Cervantes en 1979, el mayor para la lengua española.

Sosegada, discreta y con un delicado timbre de voz, la defensora y difusora del legado de Borges rememora la principal anécdota del que fue su marido con el premio que nunca ganó: el Nobel de Literatura.

“A él le iban a dar el doctorado honoris causa en la Universidad Católica de Chile, y en ese momento estaba (Augusto) Pinochet gobernando. Entonces, le llamaron por teléfono desde Suecia (sede de los premios Nobel)”, recuerda Kodama.

En esa conversación, “él contestó (a su interlocutor): ‘Le agradezco mucho lo que me dice, pero hay dos cosas que un hombre no puede tolerar: sobornar y dejarse sobornar’”.

Según Kodama, esa llamada se produjo para aconsejar a Borges que, si quería ganar el Nobel, no fuera a Chile, ya que en la ceremonia de entrega iba a estar presente el dictador. El escritor argentino rechazó la recomendación.

Para la compañera de Borges, cuando a una persona le dan un reconocimiento de ese nivel, “es protocolo que esté presente el presidente. No es que fuera a verle, fue a recibir la condecoración”.

Periplo con Borges. Kodama volvió a Egipto para una exposición de 28 fotografías que rememoran el viaje que ambos hicieron al país árabe en 1984 y que trae a la memoria quién fue el escritor argentino para su amada.

“Borges para mí fue la mitad de mi alma. Es como si dos mecanismos de relojería se hacen, una parte en una época y otra parte en otra época y luego el destino los une, y no necesitan arreglo, sino que se unen y es como si siempre hubieran estado unidos”, señala, nostálgica, Kodama.

Asimismo, la también escritora destaca cómo Borges recordaba con frecuencia sus sueños, y muchos de ellos se convirtieron en poemas o cuentos, como Las ruinas circulares. “Lo leí por primera vez cuando tenía 10 años. No entendí nada, naturalmente, pero hasta el día de hoy sigue siendo mi cuento preferido”, afirma.

En ese sentido, para ella, la palabra “es como la música”, aunque uno no entienda nada, puede llegar a “disfrutarla y gozarla”. Ella cree que Borges cumplió todos sus sueños, a pesar de que él no lo pensara así. “Cumplió su destino, que era ser escritor”, añade la viuda del autor de El Aleph.

En juicio. Precisamente esa obra, quizá la más conocida de Borges, es origen de un pleito que mantiene a Kodama enfrentada con el también argentino Pablo Katchadjian. Este joven escritor es el autor de El Aleph engordado (IAP, 2009), una atrevida obra que añade términos y comentarios al cuento original, lo que le valió acusaciones de plagio.

Sin embargo, a miles de kilómetros de Argentina, en El Cairo, la viuda del escritor se aleja de polémicas y aprovecha la ocasión para recordar la influencia del mundo árabe en la obra de Borges, como en Los dos reyes y los dos laberintos o La biblioteca de Babel.

“Él desde chico leía Las Mil y una noches. Para él era la imaginación, la maravilla, ese libro infinito. Para él, este país y su literatura era muy especial”, destaca la también presidenta de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges. EFE