29 mar. 2024

8M: Expresión ciudadana de una lucha histórica por la igualdad

La historia del 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer y los avances de esta lucha en el Paraguay.

Marcha. Ilustración del cómic sobre Serafina Dávalos, por Daniel Ayala Medina ADAM.

Marcha. Ilustración del cómic sobre Serafina Dávalos, por Daniel Ayala Medina ADAM.

Myrian GonzálezVera
Investigadora

El 8 de marzo de 2017 marca un hito en la historia feminista del país, de la región y del mundo. Fue el día en que millones, sí, millones de mujeres marchamos en conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, convocadas en diversos países en reclamo de igualdad de derechos, no discriminación y por el cese de la violencia de género, provocados por sistemas políticos, económicos y sociales que todavía sostienen la supremacía de los hombres y e intentan mantener la sumisión de mujeres en este siglo XXI.

El fenómeno no tiene un único origen, sino que es resultado de diversas luchas y acciones de mujeres, ayudadas por los medios de comunicación global que posibilitaron la gran convocatoria.

La marcha del 8 de marzo de 2017 se describió como la primera huelga mundial de mujeres, pero para llegar a esta unidad en la acción hubo diversos acontecimientos que convergieron para lograr una resonancia en todo el mundo, y que cuatro años después continúa con las mismas fuerzas. En Paraguay, este 8 de marzo de 2020, marcharemos para continuar insistiendo que nuestro trabajo vale y que somos portadoras de derechos al igual que los hombres. Los antecedentes de esta huelga mundial son varios, pero podemos mencionar las principales, desde nuestro punto de vista:

- En Argentina, a raíz de una escalada de feminicidios, se convocó en octubre de 2016 a una marcha multitudinaria que derivó en la planificación de conmemorar 8 de marzo con un gran paro a nivel nacional y regional.

- Ese mismo mes y año, en Polonia se realizó un paro nacional en protesta contra el aumento de restricciones de acceso al aborto legal.

- En enero de 2017, en EEUU se convoca a una Marcha de Mujeres en repudio a la asunción de Donald Trump como presidente.

Es como que en distintos espacios se fue hilvanando una red con hilos diversos que permitieron tejer ese Paro Internacional de Mujeres identificando una lucha común de las mujeres en todo el mundo, y en rechazo a las injerencias de sectores conservadores y religiosos que intentan trabar los avances y el acceso a derechos a la igualdad que fuimos conquistando progresivamente desde hace ya más de un siglo atrás.

Otra motivación para que tantas mujeres de toda la región y del mundo nos hayamos volcado a las calles es el hartazgo por la ilimitada violencia que sufrimos de distintas maneras: Acosos callejeros, abusos sexuales, maternidades forzadas de niñas y adolescentes, violencia familiar, agresiones sexuales, violaciones y feminicidios. Una cadena de sometimientos patriarcales que termina con la vida de muchas mujeres y de niñas.

El origen del 8 de marzo

El rescate de la historia de las mujeres nos ha permitido conocer luchas que se fueron dando de manera aislada, en distintas épocas y lugares.

- La primera refiere a una gran manifestación de mujeres trabajadoras en Nueva York en 1857 en reclamo de la reducción de la jornada de trabajo (trabajaban 16 horas por día). La dura represión policial produjo el asesinato de varias manifestantes. En conmemoración a esa fecha, las compañeras de trabajo decidieron manifestarse cada año en esa fecha.

- En 1908 o 1909, también en Nueva York, 129 obreras textiles de la Fábrica Cotton murieron calcinadas a raíz de un incendio ocurrido dentro de la fábrica, cuyas puertas habían sido cerradas por la patronal, a raíz de la huelga que las trabajadoras estaban haciendo por mejores condiciones laborales. Este hecho originó a su vez “El Gran levantamiento” de las mujeres que salieron a las calles durante 13 semanas bajo la proclama “Estamos en huelga por un tratamiento humano” (Fuente: Cotidiano Mujer en especial Fempress).

- En 1910, durante la Segunda Conferencia de la Internacional Socialista en Copenhague, las participantes designaron el día de la mujer, probablemente en recordación del incendio de Nueva York, ocurrida un año antes.

- En 1975, Año Internacional de la Mujer, la Asamblea General de las Naciones Unidas designa el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.

Las conmemoraciones en Paraguay

En tiempos de la dictadura stronista (1954 – 1989), esta fecha no formaba parte del calendario de los movimientos sociales, pues cualquier manifestación de reclamos sociales era reprimida por el régimen. Sin embargo, es posible que el 8 de marzo de 1988 se haya dado la primera conmemoración del día internacional de la mujer trabajadora con un pequeño grupo de mujeres de la capital que decidimos manifestarnos en una modalidad de marcha relámpago, portando consignas referidas a la fecha. Esta acción sólo queda en nuestra memoria colectiva, pues no era posible pensar en coberturas periodísticas para este tipo de noticias, que en ese entonces eran catalogadas de subversivas.

La década de los noventa del siglo XX trajo nuevos aires al Paraguay. La caída de la dictadura stronista abrió un proceso de democratización y de avances para ejercer una ciudadanía activa, comprometida con la vigencia plena de los derechos humanos, y en ese contexto, las mujeres fuimos parte de un proceso liberador y transformador impulsado desde un Estado que apostaba a la modernización después de un tiempo oscuro de represiones, torturas, asesinatos y desapariciones.

Sin embargo, el movimiento feminista no tenía un poder de convocatoria masiva, aunque sí tuvimos un relevante rol en el aporte a cambios normativos, constitucionales e institucionales. Pero siempre, algunas pocas mujeres de organizaciones sociales conmemorábamos cada 8 de marzo en alguna plaza del microcentro capitalino; sin embargo, lo hacíamos como si nuestras voces se multiplicaran por cien o por mil.

Con el siglo XXI se vino la marea de jóvenes que aportan nuevos bríos a la lucha feminista. Quienes vienen protagonizando y lideran hoy las marchas multitudinarias en Paraguay son principalmente chicas jóvenes, son las hijas de esa generación de mujeres que trabajamos en los años ochenta y noventa del siglo XX embanderadas en la causa feminista, demandando igualdad, no discriminación y derecho a vivir una vida libre de violencias. Son ellas las portadoras de una herencia feminista de que las mujeres ya no vamos a retroceder en nuestras conquistas, que los derechos ganados son para ejercerlos.

Lo que hemos conquistado lo vamos a defender

La historia tradicional nos describe sumisas y dominadas por el padre, el marido y los hijos, es decir, mujeres que han vivido bajo un sistema patriarcal y machista que privilegia a los hombres y despoja a las mujeres de sus derechos a la igualdad; pero la historia reciente cuenta de mujeres que rompieron los moldes de una sociedad conservadora y que proclamaron su derecho al voto, a recibir formación profesional, a ser autónomas económicamente, a decidir con libertad sobre sus cuerpos y su vida, a no aceptar la maternidad como una obligación sino como una decisión propia, y promover el derecho al aborto legal.

La revolución feminista de los años sesenta permeó espacios clave para la lucha: Universidades, calles, ámbitos laborales e instituciones públicas del Estado. Y así fuimos conquistando derechos que hoy gozamos, aunque de manera diferenciada según países, clases sociales y raza. No es lo mismo ser mujer blanca, profesional y urbana que ser una mujer campesina, indígena o negra, ser analfabeta o tener empleos donde la explotación laboral es la regla. Sin embargo, los derechos enunciados en las leyes deben ser cumplidos y garantizados a todas las personas sin distinción, y de eso se trata esta revolución feminista del presente.

En Paraguay hemos avanzado en la igualdad jurídica y entre las principales conquistas están:

- La igualdad de derechos entre mujeres y hombres y protección del Estado contra medidas discriminatorias (artículos 46, 47 y 48 de la Constitución de la República).

- Los derechos civiles en igualdad (por ejemplo, la condición de casada ya no es motivo de discriminación para las mujeres, como lo era hasta 1992).

- Derechos laborales para las mujeres en situación de maternidad (licencia maternal, trabajos adecuados, horarios de lactancia, mantenimiento del empleo); así como también derecho a igual salario por igual trabajo, igualdad de derechos para las trabajadoras domésticas, incluido la igualdad salarial en relación a los demás trabajos.

- Derecho a una protección integral contra toda forma de violencia y sanciones administrativas y penales para quienes lo cometan, incluida la penalización del feminicidio.

Qué más queremos

¿Qué más quieren las mujeres? preguntan quienes se oponen a nuestras conquistas y quieren que renunciemos a nuestros derechos escudándose detrás de la familia nuclear, las iglesias, las costumbres. Bajo una autodenominación mentirosa de defender la vida, dicen que no van a permitir que las mujeres atentemos contra las tradiciones del ser mujer y sobre esa falsa premisa intentan mantener a las mujeres como las únicas responsables del trabajo doméstico y de cuidado, a que los hombres tengan a disposición para su satisfacción sexual a mujeres, adolescentes y niñas, a patronales que pagan menos salarios a las mujeres, en fin, a todo lo que significa libertad, autonomía y poder de decisión sobre nuestras vidas.

A todos ellos, este 8 de marzo les diremos una vez más: ¡Pehendu, no vamos a retroceder!

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