16 jun. 2025

56 personas fueron víctimas en 42 plagios en el Paraguay

A medida que la inseguridad fue creciendo en el país, también los secuestros aumentaron. Sobre todo este delito tuvo un gran aliado: la impunidad. La Policía no detiene a los verdaderos responsables del ilícito.

La historia de los secuestros en Paraguay se inició en agosto de 1973 y desde entonces se registraron 56 víctimas.
En la década de los 80 todos los plagios tuvieron un fin de venganza. A partir de los 90’ comenzó la industria del secuestro que se afianzó en el nuevo milenio, donde comenzó a darse con mucha fuerza este tipo de delito.
Sobre todo porque dejaba mucho dinero y las autoridades policiales y fiscales estaban sin ninguna preparación para enfrentar este nuevo ilícito.
Bandas delictivas bien organizadas comenzaron a perpetrar las privaciones de libertad. Incluso gavillas de la Argentina que ya no tenían cabida en ese país vinieron a cometer los secuestros en Asunción.

LA BANDA DEL MERCOSUR. A partir del 2003 se instaló en Asunción una gavilla de secuestradores que cometió una seguidilla de plagios que se inició el 25 de marzo, con María Ángela Martínez; el 31 de julio con María Mercedes Elizeche, el 28 de agosto con Gilda María Vargas y el 28 de junio de 2004 secuestraron a Sebastián María Llano.
Este grupo estaba integrado por Rodolfo Lorhman, alias “el Gringo”, Néstor Barczuck y Cristian Carro Córdoba, todos argentinos. Gustavo “Ronco” Maidana era el único paraguayo. Este grupo tuvo que huir de la Argentina luego de secuestrar el 21 de setiembre de 2003 a Cristian Schaerer y se refugió en Paraguay, de donde también tuvieron que escapar, y se piensa que Lorhman y Maidana, que son los prófugos, están ocultos en Brasil.
Carro Córdoba y Barczuck, detenidos en la Argentina, comentaron que efectivamente se instalaron en Paraguay donde llevaron a cabo varios secuestros atendiendo a que había poco control policial.
Lo dicho por estos dos malvivientes viene a confirmar que las autoridades policiales y fiscales están muy lejos de poder actuar con efectividad en los hechos de privación de libertad.
Las estadísticas no mienten y demuestran que de los 42 secuestros que se dieron en cuatro décadas, nunca una víctima fue rescatada por los investigadores, siempre que fueron liberadas se dio gracias al pago del rescate.
Incluso las familias afectadas por los plagios no confían en el accionar de los organismos del Estado, por eso no les dan mucha participación.

El plagio más largo de la historia

El 28 de agosto de 2003, Gilda María Vargas fue secuestrada de su casa en el barrio cerrado del Yacht y Golf Club, en Lambaré.
Los secuestradores se contactaron con familiares y se iniciaron las negociaciones para el rescate. Se hicieron dos pagos, el primero de US$ 12.000, pero la intervención policial frustró que los captores de la mujer pudieran hacerse del dinero y se recuperó la plata.
Se volvió a pactar una segunda entrega, esta vez de US$ 65.000, los malvivientes se llevaron el dinero, pero la víctima nunca apareció. Hoy, a poco de cumplirse el cuarto aniversario del secuestro de Gilda María, nada se sabe del paradero de la mujer y el hecho se convierte en el plagio más largo de la historia del Paraguay.

Una industria que fue creciendo con el tiempo

Década del 70
Secuestro: uno
Pago: US$ 3.000.000
Víctima: uno

Década del 80
Secuestros: dos
Pago: G. 10.000.000
Víctimas: una rescatada y otra muerta

Década del 90
Secuestros: tres
Pago: no hubo
Víctimas: dos fallecidas y una liberada

Década del 2000
Secuestros: treinta y seis
Pagos: US$ 4.619.200 y G. 1.535.000.000. Un kilo de oro
Víctimas: cincuenta. Tres fallecidos. Una desaparecida hasta el momento: Gilda María Vargas.

Total de secuestros: 42
Víctimas: 56 (tres fallecidas y una hasta ahora desaparecida)
Rescate pagado a los secuestradores: US$ 7.619.200, G. 1.545.000.000 y un kilo de oro.

Delincuentes adoptaron al Este
como el lugar de sus fechorías

Ciudad del Este se convirtió en la zona elegida por los malvivientes para cometer secuestros, cobrar el dinero y lograr escapar sin ser detenidos, debido al poco control que existe en la región por las autoridades policiales de quienes en muchas ocasiones se dijo que estaban en complicidad con los facinerosos.
En lo que va del año se tuvo 7 secuestros en esa zona y en ninguno de los casos luego de la liberación se pudo dar con los marginales, quienes no solo huyeron tras el cobro de fuertes sumas de dinero, sino que se potenciaron.
En los primeros plagios se pidieron rescates menores, pero con el correr de los casos estas estructuras se agrandaron y solidificaron. Tanto que en los secuestros de Mohamed Barakat, Jorge Doldán y este cuádruple secuestro, los malvivientes se embolsaron casi 500 mil dólares.
En este último hecho incluso desde dentro de las fuerzas policiales se dijo que Valdecir Pinheiro y el ex policía José González son los cabecillas del ilícito, pero no se los pudo detener porque pasaron al Brasil, lo que demuestra el endeble sistema de seguridad que existe en esa zona fronteriza y por eso aumentan las privaciones de libertad.
Asunción y el departamento Central dejaron de ser el foco de los secuestros desde hace un tiempo, pero no por la buena labor policial, sino porque las personas adineradas reforzaron su seguridad.