“Ya estamos preparando los tuppers con la carne fría para venir a pasar Navidad en el refugio”, comentó emocionada Adriana Moreira, encargada del albergue para perros Unasur ubicado en Mariano Roque Alonso a ÚLTIMAHORA.COM.
En el lugar viven actualmente 14 perros que fueron rescatados de la inundación el pasado mes de junio, todos ellos fueron encontrados en los barrios anegados de la capital. Otros 16 canes siguen internados en las veterinarias.
Adriana comentó que en un principio ella y su familia pasarán la Nochebuena en el refugio y que se coordinará con los otros voluntarios que deseen hacer lo mismo en Año Nuevo. También invitó a todas las personas que quieran a pasar las fiestas en el lugar.
Comentó que el motivo por el cual decidió celebrar Navidad allí más allá de lo sentimental, ya que considera a los perros como de su propia familia, es cuidar a los animales del efecto que genera la pirotecnia.
“Desde noviembre empezaron las bombas en esta zona y algunos tiran los fuegos artificiales sobre el techo de los cubículos, como es de zinc el sonido es el doble de fuerte y ellos mueren de miedo”, lamentó la voluntaria.
Aseguró que Churro, uno de los mojados como los llama cariñosamente, es el que más problemas sufrió desde entonces. “No se levanta de su camita, está ahí todo el día y busca ansioso un lugar para esconderse”, aseveró.
Adriana también aprovechó para sumarse a la campaña nacional #NoalaPirotecniaPy con lo que se busca concientizar a las personas a evitar la manipulación de fuegos artificiales en estas fiestas.
La veterinaria Rebeca Canata explicó que los perros tienen el sentido auditivo más sensible que las personas, por lo sufren mucho cuando se escuchan los juegos explosivos. Además de mucho miedo, esto les causa taquicardia, estados de pánico y temblores.
En algunos casos, los cachorros tienden a correr hacia cualquier parte buscando un lugar donde huir del molestoso ruido. Esto puede causar que el perro se pierda o en el peor de los casos, que sea víctima de accidente.