EFE
La mayor parte de quienes han regresado estaba viviendo en campamentos al aire libre y habilitados por el Gobierno en diferentes partes de Asunción tras las inundaciones, que comenzaron en diciembre y fueron provocadas por el fenómeno de El Niño.
Han retornado a sus casas debido al progresivo descenso del caudal del río, que hoy registró una altura de 6,86 metros a su paso por la capital, con lo que bajó cerca de nueve centímetros durante el fin de semana.
La semana pasada el Gobierno paraguayo había instado a los damnificados a quedarse en los refugios ante la crecida estacional del Paraguay prevista para el mes de marzo.
“Estamos tratando de convencer a la gente para que no se vaya de los refugios. Los pronósticos meteorológicos no son alentadores, y queremos evitar que las personas tengan que volver a mudarse si vuelve a subir el río en unos meses”, dijo Víctor Julio, director general de la Coordinación de Emergencias y Desastres de la Municipalidad de Asunción (Comueda).
La Comueda atiende a cerca de 70.000 personas desplazadas que residen en más de 120 campamentos en toda la ciudad de Asunción. Otros 30.000 desplazados más se alojan en casas de familiares o alquilan habitaciones en zonas más alejadas del río, según la fuente.
Autoridades de la Cruz Roja, la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) y la Comueda proporcionan alimentación y servicios de salud a los desplazados, entre quienes se encuentran muchos adultos mayores que padecen enfermedades crónicas, así como mujeres embarazadas, según Julio.
Advirtió de que las personas que deciden regresar a sus hogares quedan privadas de estas atenciones, e insistió en que Comueda no les proporcionará ningún servicio de transporte de enseres ni apoyo logístico con el fin de desincentivar la vuelta a casa.
Explicó además que se está mejorando la provisión de electricidad y de agua potable en los campamentos, de forma que mejoren las condiciones de vida en caso de que nuevas inundaciones obliguen a los desplazados a permanecer más tiempo en estos lugares.
También se realizan fumigaciones para evitar la propagación de enfermedades transmitidas por el mosquito “Aedes aegypti”, como el dengue, el zika o el chikunguña, que mantienen en alerta epidemiológica al país y que encuentran en las condiciones de hacinamiento de los refugios una vía rápida de expansión.
No obstante, Julio afirmó que es “muy difícil” convencer a la gente de que no vuelva a casa, y que resulta “muy doloroso” que tengan que realizar continuos desplazamientos con cada nueva crecida.
Instó a las autoridades a encontrar una “solución definitiva” a las inundaciones, como un sistema de defensa costera o el relleno con tierra para elevar las zonas inundables por encima de una cota segura.
“Hay que buscar una solución porque la gente no quiere moverse de sus casas, de sus barrios, y hay que intentar que se queden lo más cerca posible de sus lugares sin sufrir más inundaciones”, afirmó.
Desde que El Niño provocara el desbordamiento del río Paraguay el pasado diciembre, unas 100.000 personas en Asunción se han visto obligadas a abandonar sus hogares y a instalarse en precarias casetas de madera y chapa ubicadas en recintos militares o espacios públicos de la capital.