24 abr. 2024

Una nueva alternativa tienen los turistas aventureros en Itá Cajón

En el Museo del Árbol, la belleza se impone en todos los lugares donde uno fije la vista. El sitio que se inaugura hoy cuenta con todas las comodidades y equipamientos para ir a pasar el día en familia.

Por Raúl Cortese

NUEVA ALBORADA

A poco más de 30 kilómetros de Encarnación, en Puerto Itá Cajón, distrito de Nueva Alborada, teniendo como fondo al río Paraná, emerge un nuevo e impactante sitio para el turismo de aventura, o turismo familiar, con la naturaleza en estado puro y accesible.

Se constituye el Museo Ecológico del Árbol, un emprendimiento privado con apoyo del Municipio local, que se inaugura hoy sábado con presencia de autoridades de la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur) y que será habilitado al público la próxima semana.

Llegar hasta el lugar es fácil, porque se transita por un camino de todo tiempo que va serpenteando por las serranías, creando en cada curva y arribada la expectativa del viajante de que con que se puede encontrar al otro lado del camino. Desde Encarnación es una hora de viaje, pero hay que llegar con espíritu de aventura, para subir y bajar cerros y practicar el senderismo entre cientos de árboles, muchos de ellos en vía de extinción. “El eslogan es donde la naturaleza se vive, somos la capital de la miel de abeja y del turismo naturaleza, defendemos este reconocimiento con la apertura de este tipo de espacios, que esperamos llegue a quienes visiten el lugar”, explicaba Pablino Sosa, vocero del Museo.

ATRACTIVOS. En el museo se pueden encontrar herramientas que han sido utilizadas durante el siglo pasado en el obraje, teniendo en cuenta que en toda la región hubo una febril actividad relacionada con la explotación de la madera, la cual bajaba en los puertos del lugar y se transportaba hasta Encarnación en forma de jangadas (grupo de arboles atados entre si), que conformaban enormes formaciones de troncos de madera. Entre todos estos elementos se encuentra el Árbol de los Deseos, en donde los visitantes disponen de tarjetas de papel para escribir y dejar colgados allí sus peticiones.

Un largo sendero conduce hasta uno de los tantos miradores sobre el Paraná, que permite disfrutar de la naturaleza disponible desde una apreciable altura, rodeada de todos los elementos de seguridad.

El Columpio del Fin del Mundo, colgado de dos gruesas piolas sostenidas por enorme viga de madera, cuelga y aguarda desafiante una hamaca, cuyo piso se encuentra a 120 metros de profundidad. “Existen personas capacitadas para poder colocar a los visitantes con todos los elementos de seguridad para poder hamacarse”, aseguró Sosa.

Se encuentra en pleno desarrollo la mayor tirolesa del Paraguay, con un recorrido de unos 120 metros de longitud que parte de una altura superior a los 20 metros.

Al sitio se puede llegar con vehículos particulares sin que tengan tracciones 4x4. Tiene una cantina o también la opción de ingresar bebidas y alimentos propios.

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