05 may. 2025

Todo estaba tan bien arreglado

Alfredo Boccia Paz – galiboc@tigo.com.py

“Ustedes son difíciles de entender”, me dijo por teléfono un periodista español al que le habían encargado una nota sobre la situación paraguaya. “Durante años estuvieron preocupados por evitar que se eternicen los presidentes y, ahora que uno renuncia, no se la aceptan”. Tenía razón, resulta complicado describir todas las aristas de esta crisis peculiar. Queda el consuelo que ni siquiera el principal protagonista estaba bien informado de las reales fuerzas con las que contaba.

El presidente Cartes debería propinar un merecido akãpete a los asesores que le aseguraron que este era el momento adecuado para presentar la renuncia. Evidentemente el chequeo de los votos seguros fue muy kachiãi, porque si lo hubieran hecho responsablemente la humillación a la que lo sometieron no hubiera sucedido.

Esta honorable chambonada colorada nos trae al recuerdo la de marzo del año pasado, cuando un inexplicable apuro los llevó a atropellar la lógica e improvisar una sesión mau del Senado, con lo que se empezó a pudrir el proyecto de su reelección vía enmienda.

Supongo que para una persona tan rica y poderosa como don Horacio debe ser difícil percibir las señales sutiles que indican que el poder cambió de manos. Hay decisiones suyas que no parecen congruentes con un gobierno que está dando sus últimos estertores. Cambiar numerosos cónsules y embajadores en los meses finales del mandato fue una descortesía hacia quienes están por asumir. Mudar la sede de nuestra representación diplomática a Jerusalén sin consultarlo con quienes se expondrán a sus consecuencias fue una argelería. Y nombrar en Aduanas al anteriormente destituido, Elio Cabral, a sabiendas que lo rajarán en menos de tres meses, fue una provocación. Son gestos pequeños, pero patéticos, de quien quiere mostrar dónde está la lapicera.

Y, de repente, el shock de realidad. Marito dice sí, pero gran parte de sus senadores opinan lo contrario. ¿Insubordinación? ¿Traición? ¿Estrategia cínica? No lo sé, pero hasta Cartes habrá percibido que la majestad del poder no respeta formalidades temporales. Mario Abdo aún no asumió, pero ya es el poder. Y –Estela Ruiz Díaz dixit– poder mata billetera. Tiene tiempo para reintentarlo, pero las “negociaciones” serán mucho más difíciles. Ahora será más caro. Fíjese usted que hasta los liberales amigos faltaron a la cita. Todos se cotizan mejor.

Marito parece muy poco compungido con lo sucedido. Creo que sonríe para sus adentros cuando lo acusan de “falta de liderazgo”. Los voceros cartistas –políticos, sociales y periodísticos– están furiosos con la “deslealtad” de Añetete. Y Cartes debe estar deprimido, supongo. Aunque no tanto como la doctora Alicia Pucheta, pobre. Renunció a seis años de ministra de la Corte para ser la primera mujer presidente de la República. Le habían jurado que todo ya estaba bien arreglado.