En la misma ceremonia, también anunció un desembolso de 743 millones de reales (228 millones de dólares), que estarán dirigidos a reforzar programas de merienda escolar y otros correspondientes al área de educación básica.
El programa Bolsa Familia atiende actualmente a unas catorce millones de familias, que en promedio reciben mensualmente 162 reales (49,6 dólares) por mes, una cifra que Temer subrayó que no había sido aumentada desde mediados de 2014.
“Se alardeaba que íbamos a acabar con los programas sociales” y “aquí estamos, indicando que la educación es fundamental y que el desarrollo social es igualmente importante para el país”, declaró Temer.
El presidente interino aludió así a las críticas que Rousseff y sus partidarios han hecho al Gobierno provisional, al que acusan de haber promovido un “golpe” para desmantelar los planes de atención social que se implantaron en el país en la última década.
Según Temer, “en Brasil hay gente rica, de clase media y gente pobre, y mientras haya pobreza será preciso tener programas de esta naturaleza, aunque el objetivo sea que, en un momento dado, ya no sea más necesario”.
Temer insistió en que, en medio del proceso político que puede acabar con la destitución definitiva de Rousseff, es necesario “pacificar al país”, pues “la fraternidad es fundamental para los brasileños” y “todos deben unirse en ese esfuerzo”.
El juicio político contra Rousseff está en manos de una comisión del Senado, que pretende concluir su trabajo a mediados de agosto próximo.
En el caso de que Rousseff sea finalmente destituida, el mandato que concluye el 1 de enero de 2019 será concluido por Temer, pero si fuera absuelta, recuperará el poder una vez que sea publicada la sentencia.