Pintada a mano en el torso y el brazo, Bettina Uribe (35); sicóloga clínica, sigue apostando por marcar su piel con símbolos. Borrar una imagen del antebrazo y hacerse un tatuaje en forma de rombo detrás de la oreja, fue el plan de la joven tras agendar una cita en Le Dragon Blue.
A sus 25 años se hizo el primer tatuaje que fue la cruz celta, una cultura que conoció mediante un profesor universitario. “Las estrellas simbolizan que extraño mucho Madrid”, relató Uribe al tiempo de añadir que fue a España durante un año para una especialización. El nuevo tatuaje que se hizo en forma de rombo representa la lucha que emprenderá contra una enfermedad.
LA TINTA Y LA PIEL. Rudas, sexies, decididas, ellas están a la cabeza a la hora de optar por cicatrizarse la piel con imágenes que tienen un significado importante en sus vidas. Los tatuajes nunca fueron un territorio solo de ellos. “Nunca fueron reacias, se tatúan más las mujeres que los hombres, no hay diferencias”, asegura el tatuador Esteban Gacitúa, de Le Dragon Blue.
Símbolos, nombres, flores, mariposas, lunas, atrapasueños, plumas, pajaritos, ocupan los primeros lugares de las preferencias del sector femenino a la hora de llenar su piel de tinta. Las imágenes en tamaño pequeño son su mejor opción, al contrario de los hombres que optan por tatuajes de mayores dimensiones. Pero hay de aquellas que optan por tatuarse gran parte del brazo o el cuerpo.
El local de Le Dragon Blue es una pasarela entre el ir y venir de mujeres de todas las edades que decididas se acercaban a buscar presupuesto, opciones y hasta opiniones. Jean Jacques De Magalhaes y Esteban Gacitúa reciben diariamente a muchas personas en el local que queda sobre 14 de Mayo casi Estrella.
Las pieles claras son el mejor lienzo para los colores, no así las oscuras, indicó Gacitúa. Las dudas son despejadas por los tatuadores que encaminan y dan recomendaciones antes de optar por un diseño que se plasmará en la piel.
El omóplato, el tobillo, la nuca, la cadera y la espalda son las zonas preferidas para plasmar una imagen. Una vez elegido el diseño, se prepara la imagen y se agenda el día para tatuarse. Un tatuaje pequeño lleva como 20 minutos. Sin embargo, los que son grandes pueden tener hasta 10 sesiones de tres horas cada uno. La persona retorna luego de 15 días para la posterior sesión de tinta.
Los pies y las costillas son las zonas que duelen, también cuando las sesiones duran tres horas, explicó Gacitúa. Las imágenes pequeñas tienen un precio promedio de G. 170.000, las medianas G. 300.000. El principal requisito para hacerse un tatuaje es tener 18 años, caso contrario deben ir acompañados por sus padres para que autoricen el entintado. El francés Jean rememora entre risas e ironías que cuando llegó al país en los años 90 el tatuaje era símbolo de satanismo. Sin embargo, hoy se imponen más que como una moda.