Por Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman
Video: Fabián Fleitas
“Akói arroyo porâ resyry kangymíva, chemomandu’a...”
Los clásicos versos de Víctor Montórfano, interpretando el sueño musical de José Asunción Flores en la guarania sinfónica Mburikao, resuenan con la suave cadencia del seis por ocho en la potente voz de Ricardo Flecha y en el armonioso rasgueo de su guitarra.
La mítica canción adquiere especial simbolismo en este escenario, la bella plaza Manuel Ortiz Guerrero y José Asunción Flores, ubicada en el tradicional barrio Recoleta de Asunción, por donde cruzan las aguas de lo que quedó del arroyo Mburikao y en donde reposan los restos del creador de la guarania, desde que fueron repatriados en 1991, tras su muerte en el exilio.
“Cantar Mburikao a orillas del arroyo y junto a la tumba del maestro Flores causa una emoción muy grande a cualquier artista paraguayo, que valora el gran legado del creador de la guarania, que hoy nos sigue inspirando a nuevos emprendimientos”, dice Ricardo, mientras ensaya los acordes.
Precisamente, Mburikao, con un arreglo especial de Oscar Cardozo Ocampo, es el primer tema que Flecha incluye en su nuevo disco “La guarania crece en los territorios del agua”, que el artista presenta con un gran concierto en el Teatro Municipal de Asunción, este miércoles 27 de agosto, día en que se recuerda el 110 aniversario del nacimiento de José Asunción Flores, actividad que forma parte de la Semana de la Guarania.
Cuando el agua se hace guarania
Se trata del segundo disco de Flecha, como parte del proyecto cultural “Donde la guarania crece” (título de un poema de Augusto Roa Bastos, dedicado a Flores), en el que se recurre al género musical para transmitir valores educativos, especialmente a los jóvenes.
Esta vez, en alianza con la organización ecologista Sobrevivencia, el artista busca llamar la atención sobre la alta contaminación y destrucción de los recursos hídricos: ríos, arroyos, lagos, manantiales...
“Rescatamos clásicas guaranias, relacionadas a la temática del agua, como Mburikao, de Flores, o Soy de la Chacarita, de Maneco Galeano, y las integramos a nuevas composiciones, realizada por jóvenes músicos actuales, que le dan una proyección más actual a este género”, explica Flecha.
Algunas de las nuevas creaciones que integran el disco son: Fantasmas de ciudad, de Hugo Ferreira; Nde pukavy, de Cristian Silva; Ama’i, de Norma Ávila; Carta desde Asunción, de Angel Molina; Guarania de un recuerdo, de David Portillo; Días de lluvia, del arpista Juan Jorge Corbalán; Ypacaraí, de Jaime Zacher. Todos estos compositores e intérpretes grabaron el disco junto con Flecha, y lo acompañarán en el espectáculo del miércoles, donde el disco se pondrá a la venta al público.
Además, están previstas varas giras por barrios de la capital y por localidades del interior del país, con talleres educativos que dictarán los técnicos de Sobrevivencia, acompañando al mensaje musical de los artistas.
Aquel sueño musical de Flores
Una madrugada, a finales de la década de 1920, el maestro José Asunción Flores volvía de una farra, cansado y con sueño. “Hacía calor. Era en verano tal vez. Cerca de la Recoleta, se detuvo a orillas del arroyo Mburikao -su significado tal vez sea mburika róga, apocopado, así como Tupâo, Tupâ róga.
Algunos sostienen que era el cauce preferido de las mulas que estiraban los carritos de Asunción-, que entonces corría claro y transparente”, relata el investigador Mario Rubén Álvarez, en su libro “Las voces de la memoria, historia de canciones populares paraguayas”.
“Añeno niko pe yvyku’i morotî ári. Che pykue oike pe ýpe. Ahecha pe sauce rakâ ojeroky. Pe kirîrî apytépe ahendu ysyry ñe’ê (Me acosté sobre la arena clara. Mis pies tocaban el agua. Ante mis ojos, bailaban las hojas del sauce. En medio del silencio, escuché la voz del arroyuelo)”, relató Flores a su amigo, el poeta y músico Víctor Montorfano.
“Pe y icristalina asy. Ha añandu guyrakuéra ñe’ê, yvágape aî ramo guáicha (El agua era límpida. Sentí el canto de los pájaros, como si hubiese estado en el Paraíso)”, le siguió contando, según recuerda el músico Osvaldo Benítez Montórfano Peris, (Monper), hijo del poeta, en base a cuyo testimonio, Álvarez reconstruye el relato.
En principio, la obra de Flores nació como una guarania sinfónica, al cual años después el poeta Montórfano, con autorización de Flores, le agregó la letra: “Ajepa iporä Mburikao, ko nde purahéi
ahendúva osyry mba’e poräita pa’ume...” (Verdad que es hermoso tu canto, Mburikao, que se desliza entre tantas cosas bellas...).
“Como todo gran artistas, Flores fue capaz de captar la música del agua y dejarla plasmada en una de sus obras más bellas, que es la que ahora nos inspira, y que nos moviliza a proteger este recurso vital para nuestro país, para nuestros hijos”, explica Ricardo Flecha.
Hoy resulta difícil asociar al poético arroyo de la guarania de Flores con el oscuro y contaminado cauce lleno de basura que fluye por los viejos barrios de Asunción, pero Flecha y el experto ambientalista Oscar Rivas, de la organización Sobrevivencia, creen que el Mburikao puede ser recuperado, si se inicia una fuerte campaña y se emprenden las tareas necesarias.
“A eso queremos llegar y la guarania es la manera que encontramos. Hoy cantamos para tratar de cambiar nuestra realidad, con canciones y acciones”, dice Flecha, mientras rasguea a su guitarra. Cerca de allí, desde su eterno descanso, el maestro Flores escucha en silencio