Victor Sostoa
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Era el inicio de una nueva etapa para la Selección en Eliminatorias. Necesitaba ganar para seguir con vida en la lucha por clasificar a Rusia, para apuntalar el proyecto y no falló. Chile era el rival perfecto para volver a la consideración y hacernos fuertes de locales.
El planteamiento inicial fue perfecto de parte de Arce. Presión alta, asfixiante y mucha aplicación para ganar las segundas pelotas. Antes que la rigurosa concentración Albirroja se convierta en tensión, Óscar Romero desató la locura en Sajonia, marcando un golazo desde unos 25 metros, culminando una gran acción iniciada por Moreira.
La actitud no cambió y el segundo gol llegó tres minutos después, con el cabezazo de Da Silva. Salió todo lo planeado, más quizás, porque ni el más optimista habrá imaginado un 2-0 antes de los 10'.
Pero en algún momento tenía que aparecer la asombrosa y valorada selección chilena. Alexis retrocedió para generar juego, se juntó con Vidal y Aránguiz y Fuenzalida fue imparable por derecha. Sufrió por ese sector Candia, porque Romero no apoyó como lo hizo Ayala con Moreira.
Paraguay se replegó, ya no fue agresivo y Chile logró el descuento a través de una pelota parada. Vidal sorprendió por arriba.
CONTROL DEL JUEGO. En el complemento se repitió lo realizado en los primeros 20' de juego y gracias a eso la Albirroja pudo generar ocasiones para ampliar el marcador y se defendió lejos del arco de Barreto, que ya no fue exigido como en la primera etapa.
Arce, el muy vapuleado en su primer ciclo, dio una cátedra táctica, acertó en la alineación inicial y estuvo muy atinado en los cambios.
Lejos de realizar cambios mezquinos, apostó a Almirón en lugar de Santander, armó un 4-1-4-1 y con eso siguió controlando el intento de reacción de los chilenos.