02 may. 2024

Recuerdos del tren reviven en museo

El Museo del Ferrocarril (Eligio Ayala casi México), que puede visitarse todos los días del año, atesora reliquias como piezas de trenes, telégrafos, fotos, fonóforos y objetos de los siglos XIX y XX. El acceso es gratuito.

Locomotora.  La primera máquina, bautizada como Sapucai,  llegó al país el 8 de noviembre de 1854 y es parte del museo.

Locomotora. La primera máquina, bautizada como Sapucai, llegó al país el 8 de noviembre de 1854 y es parte del museo.

Por Sergio Noé

snoe@uhora.com.py

Los muros de la Estación Central del Ferrocarril son testigos silenciosos del paso de las vetustas locomotoras que iniciaran su marcha a mediados del siglo XIX, en la era de Carlos Antonio López (1844-1862). Hoy, las paredes aún dejan entrever huellas y recuerdos de aquella etapa dorada mediante máquinas, vagones y cientos de objetos vinculados a su centuria ferroviaria, disponibles al público como parte de un acervo cultural más en Asunción.

El Museo del Ferrocarril Central del Paraguay –ubicado en la Estación Central (Eligio Ayala entre México y Paraguarí)– cuenta con un rico acervo que adentra al visitante al histórico sistema de transporte sobre rieles, donde pueden verse telégrafos, libros antiguo de registros contables, relojes de pared, fotografías en blanco y negro, generadores de energía y otros objetos del pasado.

Historia. “Hay libros y registros contables antiguos, de las compras internas e internacionales realizadas desde Europa por la empresa, así como calculadoras traídas a mediados del siglo XIX e inicios de siglo XX”, revela Guillermo Soria, encargado del espacio museístico.

El guía recuerda que el edificio de la Estación Central, donde hoy funciona el museo, se construyó entre 1854 y 1859, siendo uno de los patrimonios emblemáticos de la era de Carlos Antonio López. Añade que tras la Guerra del 70, la empresa se privatizó y la compañía inglesa The Paraguay Central Railway Company Limited explotó el servicio ferroviario de 1889 a 1961.

“En 1961 se recuperó de la mano privada bajo el gobierno de Alfredo Stroessner, pagando 200.000 libras esterlinas, y se contó así con todas las estaciones y 24 máquinas funcionando dejadas por los ingleses”, señala.

Soria explica que el acervo se vincula principalmente al legado de la compañía británica, ya que pueden verse planos originales de las líneas férreas, así como telégrafos de 1913 –dispositivo antiguo de señales eléctricas que servían para transmitir mensajes– que siguen funcionando, y que fueron operados hasta el 2002, para comunicaciones internas.

Resalta que los relojes de pared son de diferentes estaciones de trenes del interior del país, y se rescataron en un operativo en 1992 para destinarlos al museo.

El espacio atesora fichas antiguas de todo el personal que trabajó en el Ferrocarril, y resguarda en la sección del ex “departamento de comunicación” piezas de la vetusta central telefónica cargada de fonóforos –una suerte de teléfono que funcionaba con el alambre del telégrafo–, reemplazados por teléfonos a magneto.

Asientos de vagones de primera y segunda clase, taquillero de boletos de ramales de viajes en tren y fotos antiguas se suman al acervo, además de generadores de energía eléctrica que datan de 1910. “El transporte urbano ferroviario se mantuvo hasta el 2000 de Asunción a Ypacaraí, y el transporte turístico hasta el 2011", acota Soria, quien trabajó en el ferrocarril durante décadas.

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