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El requintista Óscar Javier Lezcano (22) presenta un disco con el que espera cumplir uno de sus sueños: trascender fronteras con su música. El material, titulado Latin folk, contiene temas folclóricos latinoamericanos. “Latin folk es un disco que significa muchísimo para mí, porque me quiero lanzar a nivel internacional con esto, por eso escogí canciones del folclore latinoamericano”, comentó emocionado el joven artista, al agregar que desea que los extranjeros también se sientan parte del trabajo.
Con su tercer trabajo discográfico –al que precedieron Mi primera inspiración y Oh pueblo Ybycuí–, el requintista busca además afianzarse como compositor, ya que incluye una canción de su autoría, titulada “Juan Cancio mbarakapu”, en homenaje a su mentor, Juan Cancio Barreto. “Me inspiró el sonido que él da al requinto y traté de imitar su sonido, los juegos y trucos que hace con el requinto”, reveló el instrumentista.
Sueños. Como todo joven artista, Óscar Javier tiene muchos sueños, entre ellos llevar su música a todo el mundo. “Yo quiero llevar mi requinto a otros países porque creo que hasta ahora el requinto no es muy conocido en el exterior, yo quiero llegar a esos mercados”, comentó.
Su estilo es fresco y relajado, diferente a lo que se escucha normalmente, y es precisamente lo que él busca, ser diferente, pero sin alejarse del folclore.
“El folclore significa mucho en nuestro país y en Latinoamérica, por eso apuesto a ese género musical”, dijo y agregó que también se propone promocionar la hermosa música paraguaya, como lo hicieron grandes artistas, entre ellos Luis Alberto del Paraná.
Otro sueño que tiene el requintista paraguayo es compartir escenario con grandes de la música, como su ídolo Luis Miguel. “Tocar un bolero con él sería fantástico para mí”, expresó.
Inicios. Óscar Javier Lezcano nació en Ybycuí, el 8 de junio de 1993, y desde pequeño se sintió atraído por la música.
“A los 4 años empecé con el teclado con el maestro Serafín Ullón, gracias a mi papá (Óscar), que es un enamorado de la música, si bien no se dedica, es un bohemio”, recordó y reveló que su padre siempre le acompañó desde pequeño.
“Según los médicos yo no iba a ser un chico normal, supuestamente no iba a caminar ni hablar porque había tragado líquido amniótico, pero gracias a Dios aquí estoy”, señaló.
A los once años, inspirado por Juan Cancio Barreto, Óscar cambió el teclado por el requinto. Sus primeras actuaciones fueron a nivel familiar, entre amigos y en el colegio Nihon Gakko, donde fue electo artista destacado, título con el que pudo viajar a varios países.