Confieso que cuando vi por primera vez tampoco me cayó la ficha como a varios otros. ¿Era real esa campaña publicitaria del café? ¿Estaba viendo bien o la exposición a mis ojitos a tantas horas frente al monitor me estaba jugando una mala pasada? “No puede ser que se están jugando tanto, tiene que ser algo trucado para ser viralizado por internet”, pensé. Y erré...
Si mal no recuerdo, nunca antes una marca con tantos años en los hogares paraguayos se subía al tren de la inclusión en una fecha exclusiva por excelencia como el Día de San Valentín.
Pero se jugaron y ese café pasó a la historia como el primer producto nacional abiertamente “gay friendly” –péa he’ise que no discrimina, entendéa?– por poner a dos parejas homosexuales (una de dos mujeres y otra de dos varones) y a una pareja heterosexual.
Como estrategia de márketing me parece extremadamente bueno que lo hayan hecho. Pero más allá de eso, lo más genial del asunto fue asistir en vivo y en directo al movimiento sísmico de la estantería conservadora de la sociedad paraguaya.
Y sí, me parece positivísimo que se sigan cayendo las caretas y que se haga evidente la doble moral de la gente respecto del tema de la homosexualidad. Aplaudo de pie que sepamos de una vez por todas que quienes dicen representar a los consumidores paraguayos (sí Asucop, de ustedes estoy hablando) llevan como estandarte la bandera del odio y la intolerancia.
Hablando a “calzón quitado”, como diría mi madre, ¿no les parece frustrante que una asociación que supuestamente está favor del consumidor haga una campaña de no consumo de una marca de café por visibilizar a las parejas homosexuales? ¿Qué diferencias hay entre Asucop y el Ku Klux Klan? Y como tercera pregunta: ¿El perfil de Facebook de la Asucop es verdaderamente de la asociación o de su titular Juan Vera?
Este último cuestionamiento va porque pienso que si al señor Vera le dan asco los homosexuales, debería destilar su odio en su perfil particular de la mencionada red social y no precisamente en la página de la asociación. ¿O yo nomás pienso que todos son coherentes?
Para cerrar la idea: Tanto tiempo estuvimos condenados al ostracismo. Tanto tiempo de “esos temas” no se hablaron. Tanto tiempo escondimos a las personas con discapacidad y no nos atrevimos a reconocer que había algún gay en la familia. Tanto tiempo pasó y 108 sigue siendo el número prohibido en este país de machos.
A pesar de Asucop y la intolerancia nuestra de cada día, celebro que al menos tengamos eso que no tuvimos por muchas décadas: La capacidad de tocar temas prohibidos.